tag:blogger.com,1999:blog-89863669678881851622024-03-13T20:03:38.112-07:00El falso ensayoUn espacio donde la ficción ocupa las grietas de la realidad. Aquí se encontrará, estimado lector visitante, con relatos, reseñas, artículos y falsos ensayos, dedicados a diversos temas de música y literatura.Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.comBlogger62125tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-58019121104136502272020-07-16T19:26:00.002-07:002020-07-16T19:26:22.409-07:00Un par de zapatos turcos<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<iframe width="320" height="266" class="YOUTUBE-iframe-video" data-thumbnail-src="https://i.ytimg.com/vi/YbYfUWFNhnE/0.jpg" src="https://www.youtube.com/embed/YbYfUWFNhnE?feature=player_embedded" frameborder="0" allowfullscreen></iframe></div>
<br />Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-4002012981968019962020-05-14T18:19:00.003-07:002020-05-14T18:20:22.184-07:00Relatos breves por debajo de la puerta<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="background-color: #f9f9f9; color: #030303; font-family: "roboto" , "arial" , sans-serif; font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">Está pasándome algo bastante extraño. Desde hace algún tiempo me llegan de noche a mi casa, cartas con historias cortitas. </span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: start;">
<span style="color: #030303; font-family: "roboto" , "arial" , sans-serif;"><span style="background-color: #f9f9f9;"><span style="font-size: 14px; white-space: pre-wrap;">En esta ocasión: "Un gato sueco"</span></span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-45528216147539185602019-10-10T18:10:00.002-07:002019-10-11T14:40:33.123-07:00Jamlet en las orillas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-SFAyIat8DAw/XZ_VZwVY9JI/AAAAAAAAGpE/rg2i_HKyYroftFXFyhlHIzA-WIfQGfmcwCLcBGAsYHQ/s1600/WhatsApp%2BImage%2B2019-10-02%2Bat%2B13.46.37.jpeg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" data-original-height="853" data-original-width="1280" height="213" src="https://1.bp.blogspot.com/-SFAyIat8DAw/XZ_VZwVY9JI/AAAAAAAAGpE/rg2i_HKyYroftFXFyhlHIzA-WIfQGfmcwCLcBGAsYHQ/s320/WhatsApp%2BImage%2B2019-10-02%2Bat%2B13.46.37.jpeg" width="320" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: center;">
<i><span lang="ES-TRAD"><span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">La perspectiva socio-inclusiva en "Jamlet de Villa Elvira".<o:p></o:p></span></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="color: #444444;"><br /></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span lang="ES-TRAD"> "Esto es una orilla, acá estamos alejados de todo, y hay mucha creatividad en las orillas" retrata Ariel del teatro El Galpón. Más adelante Pedro resuelve que la inclusión pudiera lograrse cuando uno siente "encontrar un propósito en esta vida", y Bariloche complementa cuando dice que para él "el barrio es como un corazón dañado". Quignard escribe y luego Juan Pablo lo cita (más o menos) en plena charla con el elenco, cuando dice que "las orejas no tienen párpados, no podemos dejar de escucharlo todo en todo momento", y luego, en el acto 4, un personaje de la obra cuenta algo que leyó escrito en alguna pared del barrio, algo que la actriz que lo encarna también podría opinar: "</span><span lang="ES">Si nos organizamos ganamos todos, acá no se rinde nadie”. Por último, entre medio, Ofelia encarga, por favor, citando a Lezcano (que antes ha citado a Orosco): "no te creas tan importante". <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES"><span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> Citas, y citas de citas. De esto es que se construye este relato, una historia dentro de la historia de un barrio: Jamlet de Villa Elvira, el Jamlet de acá cerca, ese que se escribe como suena. El Jamlet con J, el de las adyacencias, que carga con el verbo, aquel que comunica el relato profundo, mientras te arroja la realidad en la cara. A él lo acompañan Ofelia, Horacio, Claudio y Gertrudis, todos ellos con sus realidades a cuestas, ni buenas/os ni malas/os, los límites maniqueos de la moral se diluyen en el barro de las calles inundadas. Y detrás de ellas/os unas chapas, estructuras agobiadas por falta de planificación, un entorno escenográfico en el cual, a su vez, conviven la luminosidad de los momentos y las imágenes y sonoridades del barrio: la chapa, el cielo, el tráfico, perros, el agua, todo proveniente de Villa Elvira. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="color: #444444;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span lang="ES"> </span>Desde este sábado y durante todo Octubre y Noviembre de 2019 los sábados y domingos en el teatro </span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">Dynamo de la ciudad de La Plata, q</span><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">uien deseara transformarse en público de esta obra asistirá a la confluencia de dos planos, dos historias que se entrecruzan, que son la misma historia: el teatro y el documental conforman una ventana por la cual se puede ver hacia una realidad actual y situada que, a pesar de su cercanía geográfica, se distancia a diversos niveles de "la orden del día".</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><span lang="ES"> Este proyecto teatral multimedial es una de las 3 producciones anuales del programa perteneciente al Teatro Nacional Argentino Cervantes "TNA produce en el país", y tiene como principal eje la inclusión social, ya desde el abordaje del público que la producción del Teatro Cervantes lleva a cabo desarrollando</span><span style="background-color: white;">distintos </span><span style="color: #222222;">recursos de accesibilidad</span><span style="background-color: white;">: «visitas táctiles», que consisten en habilitar el contacto táctil con la escenografía y vestuarios para componer el universo que se propone sobre la escena, lenguaje de señas en las funciones; traducción al braille de las gacetillas, contenidos de redes y sitios web; y programas de mano subtitulados y/o en lenguaje de señas, entre otras propuestas que ya se están implementando. Pero también desde el contenido y gestión de la obra en si es que se plantea la inclusión social, pensado como un recurso de accesibilidad en este caso para des-invisibilizar una compleja realidad circundante. Jamlet de Villa Elvira nace del mismisimo barrio, su génesis tiene lugar en el teatro El Galpón (Villa Elvira), en donde el colectivo La Franja Social Teatral en conjunto con quien dirije la obra, Blas Arrese Igor, comenzaron experimentado ya hace tiempo la actividad teatral entre vientos y mareas (casi literalmente). De esa experiencia provienen las/os nóveles actores y actrices: Giuliana Ojeda (Ofelia), Pedro Rodriguez (Jamlet) y Maju Cartaman (Horacio); y se suman la actriz y el actor villa elvirenses Norma Camiña (Gertrudis) y Marcelo Perona (Claudio). El proyecto ha proporcionado a estas/os acores y actrices (ahora en términos sociales) un escenario y un personaje para expresarse, comunicar, contar lo que les sucede y lo que al rededor de ellas/os sucede. A este elenco se suma un equipo compuesto por María Ibarlín (asistencia de dirección), Juan Zurueta (diseño de iluminación), Margarita Dillon (diseño de escenografía y vestuario), Marianela Constantino (diseño audiovisual) y Juan Pablo Pettoruti (música y diseño sonoro): Todas/os ellas/os componen "Jamlet de Villa Elvira".<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"> "Citas y citas de citas", la cita de la cita que no sólo funciona en el plano de lo literal sino también para tratar y referirse a los temas coyunturales. El Hamlet shakespeariano hablaría de un presente, pues el Jamlet de por acá hace lo propio, ya que su discurso teatral, electroacústico, barrial, se encuentra también enreverado de una actualidad y sus problemática. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: white; color: #444444;"><span style="font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;">"Jamlet de Villa Elvira": de las orillas del mar, a las orillas del río.</span><span style="font-family: "calibri";"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span style="background-color: white;"><span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif;"><i><br /></i></span></span>
<span style="background-color: white;"><span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: xx-small;"><i><br /></i></span></span>
<span style="background-color: white;"><span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: xx-small;"><i>por Juan Pablo Pettoruti</i></span></span><br />
<span style="background-color: white;"><span style="color: #444444; font-family: "arial" , "helvetica" , sans-serif; font-size: xx-small;"><i>Foto de Mauricio Cáceres</i></span></span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-84688907654924415532019-06-23T18:23:00.000-07:002019-07-18T10:07:41.161-07:00Arcadia y las palomas<div align="center" class="MsoNormal" style="font-family: Cambria; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Cambria; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri";"> En el audio ella habla de la familia, de su historia, de los comienzos de un camino que ya viene transitando hace más de 40 años. Junto a la voz añeja se escuchan brevísimas intervenciones <i>bocca chiusa</i>del entrevistador y el percutir de una cuchara revolviendo lo que hacia el final del audio no enteraremos, se trata de un café. En determinado momento ella habla sobre la memoria, lo que le cuesta retener algunos recuerdos. Los mediodías es cuando más lúcida se encuentra, entonces se toma un tiempo para anotar sus ideas. Las anota para luego recordarlas cuando esa "sensación de vacío" le ataca finalizando las jornadas. En la entrevista pareciera recordarlo todo con lujos de detalle (mediodía, seguramente). Entonces, encontrándose su relato tal vez en el momento más álgido y triste, recordando una colección de objetos que ella guarda para su nieta desaparecida, hace una pausa en su verbo y, aprovechando esta lucidez que le inunda (dice ella), cuenta al entrevistador sobre una vez, cuando ella era muy pequeña. Una tarde tormentosa en la que al llegar a la escuela le dijeron que se vuelva a la casa, que aquella tormenta no era tal, sino un volcán cercano en actividad, y que debían evacuar. "Empezó a caer ceniza. Una noche absoluta, iluminada sólo por relámpagos. Recuerdo haber sentido eso, el silencio." Relata sobre esa tarde, pero luego continua: "Y ahí estaban, eran dos torcasitas. Papá me había dicho que les dejara agua, comida y la puerta abierta, y que ellas sabrían qué hacer si la situación empeoraba. Y yo lloraba." Prosigue su avejentada voz contando sobre su relación con los pájaros, como los cuidaba, los criaba, cómo ellos la despertaban posándose sobre su cama en la mañana, cuando su padre abría las puertas de esos palacios que parecían las jaulas; y finaliza el lapso, sin empargo, agradecida de esas vivencias hermosas que tuvo de chica, recuerdos que en "épocas mucha tristeza" le han "ayudado a salir adelante". Dice esa voz sobre dichos recuerdos: "Son como pájaros que vuelan dentro mío. No los palpo, no los veo, pero están". <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Cambria; line-height: 24px; margin: 0cm 0cm 0.0001pt; text-align: justify;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri";"> Resulta interesante la idea de que todos heredamos "un cierto ideal caprichoso de felicidad, un ideal sostenido en recuerdos compartidos, en parte verdaderos, en parte inventados, de veranos durante la infancia, llenos de sol y de agua y en los que los días no tenían fin. Todas las culturas inventan su propia Arcadia (...)." (John Berger : Confabulaciones : 35). Aun más interesante, si pensáramos que este lugar, </span><span lang="ES-TRAD">Arcadia, pudiera construirse no sólo en una dimensión espacio-temporal colectiva sino también individual, tal vez luego de ya haber recorrido la mayor parte de nuestros caminos, podríamos decir que ella, la voz en el audio, nos ha llevado en ese breve pasaje de paseo a su Arcadia, ese lugar sumergido en los recuerdos en el cual sobrevive la lucidez de un sentimiento, el silencio percibido no como un fenómeno acústico, sino como un estado interno, el paisaje sonoro del recuerdo. Me refiero a la dimensión sonora de la memoria, el recuerdo de un momento y un espacio asentados en la infancia. Ella y los pájaros hasta en los momentos más intensos y extravagantes, un vínculo que la acompañó hasta el final de sus días. Y todo surge a colación de unas cosas que ella guarda junto a su esperanza para darle a su nieta desaparecida, entre estas cosas hay un oleo de dos torcasitas que ella pintó cuando tendría uno puñado de años de vida.<o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="font-family: Cambria; line-height: 24px; margin: 0cm -0.35pt 0.0001pt 0cm; text-align: justify;">
<br /></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-68281654117432481182017-12-04T16:45:00.001-08:002017-12-04T16:46:49.358-08:00El sonido de una ciudad<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: center;">
<br /></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: center;">
<i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri"; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Breve reseña
sobre la máquina de relatos, y el entramado de culturas que conforman el Gran
La Plata.<o:p></o:p></span></i></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-CXKNOU82N8M/WiXsVMIaacI/AAAAAAAAF1E/cgZTjfbkdDoVGBrZ0YEPlihG4cydAUwrwCLcBGAs/s1600/IMG_20171121_174905.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="240" src="https://3.bp.blogspot.com/-CXKNOU82N8M/WiXsVMIaacI/AAAAAAAAF1E/cgZTjfbkdDoVGBrZ0YEPlihG4cydAUwrwCLcBGAs/s320/IMG_20171121_174905.jpg" width="320" /></a><span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri"; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Una
adolecente logra acercarse a sus raíces mapuches a partir de un viaje al sur.
En cambio, un viaje similar significa para otra mujer con sus cuatro hijos el mismísimo
infierno. Otro caso es el de la joven que se ha convertido al islam y desde
hace ya dos años confronta los problemas del maniqueísmo bélico de moda: al
verla en la parada del micro, algún alma perdida en los estereotipos le grita
“¡terrorista! ¡Sacate ese velo, hija de puta!“. La señorita Treveck escapó de
la segunda guerra mundial luego de perder a su marido y a su hijo. Se instaló
en la ciudad de La Plata para trabajar como oficiala en un taller de costura.
La nieta de su jefa recuerda haberla despedido en el puerto el día que, ya
jubilada, decidió volver a su alejada patria italiana. Una procedencia similar
se le atribuye a la señorita Paulina, quien ha dejado en la memoria de la hoy
abuela Verónica un eterno resonar musical de domingo, cuando de niña, en lo de
sus tías, escuchaba a la misteriosa mujer deleitando a los presentes con sus <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Klavier Etude</i>. También Erica proviene de
otro país, pero ella cuenta su propia historia, de cómo las vueltas del
destino, pese a tantas dificultades, la llevaron a dedicarse a la música. Y
luego, si damos a la escucha el tiempo suficiente, podremos encontrarnos con muchas
más realidades: por ejemplo, la historia de lo que significó ser la primer
micrera de la ciudad, o de cómo esa señora, tercera generación de trabajadorxs
ferroviarios platenses en su familia, se transformó en cofundadora de uno de
los espacios artísticos y culturales más importantes de la ciudad. Estamos
hablando de los relatos de una máquina: la instalación sonora llamada „La
máquina de Macedonio“. <o:p></o:p></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri"; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Inspirada
en la novela "La Ciudad Ausente" del escritor Ricardo Piglia y en la
mítica historia de amor del escritor platense Macedonio Fernández y su esposa
Elena, esta instalación sonora tiene como objetivo llevar a <i style="mso-bidi-font-style: normal;">la máquina de narrar</i> al plano
audiovisual. Se trata de una estructura metálica emplazada al aire libre, a
través de la cual sonarán día y noche voces de diferentes mujeres narrando
historias, que llevarán al oyente a dar breves vistazos a través de diversas
realidades. A su vez el público podrá interactuar con la máquina mediante la
aplicación Whatsapp, enviando mensajes de audio con relatos, comentarios y/o
sonidos varios, a un número telefónico que podrá verse en la misma escultura.
Con el tiempo los mensajes pasarán a formar parte del repertorio sonoro de la máquina,
la cual ha sido instalada en los parques del Centro Cultural Estación
Provincial, en el emblemático barrio Meridiano V. <o:p></o:p></span></div>
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<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify; text-justify: inter-ideograph;">
<span lang="ES-TRAD" style="font-family: "calibri"; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>„La
máquina de Macedonio“ reproduce el sonar del territorio y su entramado
sociocultural. Esta pieza no busca establecer los límites de una cultura, sino relevar
las diferentes culturas que conviven en- y conforman el Gran La Plata. En sus
voces femeninas se podrán oír las virtudes, los pesares y curiosidades de la
urbe platense y sus adyacencias, expresadas siempre desde del punto de vista de
la vivencia.<o:p></o:p></span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-38614722087596167342017-09-14T07:41:00.004-07:002017-09-14T07:41:52.654-07:00Redes, lenguaje y tendencia<div style="text-align: center;">
<i>Los artículos “les“ y “lxs“ y una marcada tendencia en las redes sociales.</i></div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Tal vez debido a la informalidad de las redes sociales, al no estar atadas a
modales, y que su contenido no se aferre a líneas editoriales o busque llegar a
determinados niveles de algún tipo de calidad, se dejan entrever en estas marcadas
tendencias con respecto a las formas de expresión sus usuarios. Si entendiéramos los
contenidos de las redes sociales como una forma de expresión provenientes de recortes
de determinados universos sociales, entonces las tendencias que en estos espacios se
expresan, podrían ser un interesante objeto de análisis. Es así como navegando en estos
tormentosos mares de contenidos puede uno tropezarse sin quererlo con un subrepticio
cambio lingüístico, o cuanto menos una interesante propuesta.
Una de las tendencias que ha comenzado ya hace un tiempo a delinearse en las
redes sociales, es el uso de los artículos unisex en los post, para evitar la omisión del
género femenino en los caso en los que el idioma español así lo contempla,
supuestamente incluyéndolo en un artículo que se lee y suena como el artículo plural
masculino los. Esta particularidad de la lengua española que pareciera ser una cualidad
menor, ha sido tomado como un potencial punto de cambio en la desigual consideración
histórica de la mujer con respecto al hombre en las sociedades machistas. Teniendo en
cuenta que el ser humano se refiere a la realidad principalmente mediante el lenguaje (o
los lenguajes), tal vez un cambio certero en los idiomas sea lo que nos lleve casi sin
darnos cuenta a una nueva forma de expresar la realidad y posteriormente interpretarla.
La síntesis de los géneros femenino y masculino en un nuevo artículo: lxs o les, guarda en
si un claro mensaje, y confronta a su vez la omisión del género femenino bajo una
sonoridad masculina.
¿Constituye esta licencia en le lenguaje un problema para la expresión o para la
interpretación? Es decir ¿podré hacerme entender utilizando al escribir también los
artículos les o lxs? Por un lado el artículo lxs (cada vez más utilizado en los post de
convocatorias en redes sociales) parece ser más amable a la lectura, debido a que, pese
a su fin abarcativo, su dificultosa sonoridad termina por ser suplantada en el plano verbal
(al leerse en voz alta) por los artículos las o los, lo cual es, en definitiva, una desventaja.
Por otra parte el artículo les, aunque ya presente en la lengua española en forma por
ejemplo de interjección, posee como artículo una sonoridad nueva, que pese a poder
generar en un principio breves detenciones en la lectura, no debido a un quiebre en el
sentido, sino producto del proceso de acostumbramiento de les lectores, es justamente
esta nueva sonoridad la que evita la sustitución del artículo neutral o abarcativo por el
género masculino o femenino en el plano verbal y mantiene, a su vez, el ritmo del escritor
intacto.
Se podría argüir rápidamente que la lengua española ya contiene herramientas
para referirnos a ellos y a ellas cada vez que así nosotros lo dispusiéramos. Sucede que
además de que el idioma español contiene en su “reglamento“ la omisión del género
femenino en algunos casos como una forma correcta; de tomarnos el trabajo (desde ya
genuino) de escribir en cada caso refiriéndonos tanto a los sujetos femeninos como al los
masculinos, el ritmo de la lectura se vería perjudicado, entonces el argumento sería
nuevamente, la falta de elocuencia.
En el ámbito de la música, a pesar de su discutible condición de lenguaje, las
convenciones han sido y serán fuertes y casi inamovibles pilares sobre los cuales se
sostienen tanto las sonatas de Mozart, como los cortes de un nuevo album de Beyoncé.
No obstante, cada cierta cantidad de años y una cantidad tal de circunstancias favorables,
un Cage, un Kagel o una Björk ponen en jaque las convenciones musicales
reinterpretándolas, reinventándolas o destruyendolas; y así comienzan a convivir en un
mismo “lenguaje“ diversas formas de expresión, hasta que una nueva convención se
establece. Esto que en el arte en general pareciera formar parte de un irremediable ciclo,
en los idiomas no suele suceder.
No sólo en las redes sociales se ha comenzado a utilizar de forma corriente este
tipo de artículos. Algunas radios de trayectoria de capital federal, como por ejemplo La
Tribu, ya han puesto en práctica el artículo les en muchos de sus programas. Un
antecedente de similares caracteresticas es la exposición hecha por la doctora en
Lenguas y Literaturas Romances Karina Galperin en el marco de las charlas TED Río de
La Plata “¿Ase falta una nueba ortografía?“, en la cual la disertante pregunta al público si
hace falta simplificar la ortografía, deshaciéndose, entre otras cosas, de la “H“ muda. En
este caso el cambio que se propone es algo drástico, ya que además de confrontar una
arraigada convención, Galperín también se pregunta por la vigencia de nuestro sistema
educativo. En el caso anterior el tema se propone de forma teórica y sistemática, en
cambio las convocatorias en facebook lo hacen de forma pragmática y despreocupada, y
esto significa una gran ventaja, ya que el cambio propuesto no se ha planeado o
premeditado, sino que forma parte de un devenir. Es en este último punto en el que el uso
de los artículos unisex parecieran tratarse de un hecho, un cambio que ha comenzado a
torcer la convención, tal como tantos otros pequeños e inadvertidos cambios que ha
sufrido nuestro idioma español lo han hecho.
La intención de este cambio es clara: la no omisión de un género tanto en el
lenguaje escrito como en el verbal, y en consecuencia una expresión y posterior
percepción sintética del discurso, que se refiera a una realidad tan masculina como
femenina. El vértigo ante lo “erróneo“ es un clásico síntoma frente al vacío de la
convención. La realidad cambiará en tanto nosotros la cambiemos, y preguntándonos
todo, hasta los por qué de las más arraigadas convenciones, para luego discutirlos, puede
ser un posible camino para comenzar a lograrlo. Será entonces oportuno tener en cuenta
que: “El éxito de toda reforma ortográfica que toque hábitos tan arraigados, está en la
prudencia, el consenso, el gradualismo y la tolerancia. Pero tampoco podemos dejar que
el arraigo a viejas costumbres nos impidan seguir adelante.“(*)
(*) Sic.: ¿Ase falta una nueba ortografía? - Karina Galperin - TED x Río de La Plata -</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-53249542172956676812017-03-08T17:03:00.002-08:002017-03-08T17:03:07.135-08:00Lxs<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; font-size: 12px; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: center;">
<i>Acercándonos a otro Día Internacional de la Mujer, brotan nuevamente necesarias pero añejadas discusiones socioculturales.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; min-height: 14px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Entre tantas otras historias, cuentan en mi familia que una de mis bisabuelas por parte materna fue la primer mujer en la familia en obtener el registro de conducir. En la década del 20 el registro significó para ella la expansión de su libertad. Su padre, quien había adquirido el Fort A, no lo manejaba por encontrarse ya muy anciano y su hermano no tenía interés alguno en aprender a manejar, luego de estrellar el auto contra una pared al intentar utilizar la reversa. Entonces ella era quien disponía del auto, el más moderno y práctico medio de movilidad. Contaba Elena a sus nietas, que un problema que ella tenía, era que su largo vestido se enredaba en los pedales y la palanca de cambio, dificultándole el manejo. En esa época la mujer usaba vestido largo, o mejor dicho, y teniendo en cuenta la importancia de una convención: la mujer debía usar vestido largo, porque otras prendas serían mal vistas. Tampoco era posible arremangárselo, ya que esto podría haber generando disgusto en un eventual copiloto masculino. Tan sólo comparando aquellos tiempos con los que corren podremos entender la magnitud de dicha convención: hoy en día ninguna mujer tendría problemas en utilizar los pedales o caja de cambios de su auto por deber usar tal o cual prenda de ropa. No sólo el tiempo sino también el esfuerzo y la persistencia de otras tantas mujeres anónimas, han logrado que estos deberes, convenciones e imposiciones sean hoy un recuerdo, o, en el peor de los casos, reprochables situaciones a denunciar.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>No obstante, bajo nuevas formas de expresión y nuevas técnicas de implementación, la misoginia persiste firme en el presente. Este año, en medio de las sesiones del Parlamento Europeo en el marco de la discusión sobre la brecha salarial existente entre hombres y mujeres, retrotrayéndonos a tiempos de vestidos enredados en pedales, el Eurodiputado polaco Korwin-Mikke se refirió a las mujeres como “más débiles y menos inteligentes que los hombres“, bajo el ingenuo argumento de que allá en tiempos de olimpíadas griegas las mujeres ocupaban el puesto 800 (en algún tipo de <i>ranking</i>) y que entre los primeros 100 puestos de lxs actuales mejores jugadorxs de ajedrez del mundo no se encuentra ninguna mujer. Más allá de que un <i>ranking</i> mundial de ajedrecistas no suponga una lista de las personas más inteligentes del mundo (lisa y llana inteligencia) y que difícilmente la referencia a la antigüedad represente ápice alguno de la realidad contemporánea; el que un comentario de este tipo tenga lugar durante las sesiones del Parlamento Europeo en nuestros tiempos, es preocupante. Descartada la posibilidad de que el comentario de Korwin-Mikke se trate de una chicana política, debido a su fin misógino, nos encontramos frente a un mal curado problema de fondo de tantas sociedades en diversas partes del mundo. A todo esto, y también gracias a los tiempos que corren, en esa misma sesión e inmediatamente después del exabrupto, la diputada por España respondió al infundado comentario aclarando que ella se encontraba allí para defender a las mujeres europeas de hombres como él.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Más allá de que las necesarias discusiones sobre temas del tal calibre se vean vejadas por agresivas intervenciones, lamentablemente es cierto que una parte de la sociedad (en este caso la polaca, pero pudiéndose tratar de la alemana, la francesa, la danesa o la estadounidense, por ejemplo) elige como parlamentarixs, tanto en el parlamento nacional como en el europeo, a representantes que no sólo pregonan este tipo de ideas misóginas sino que pretenden implementarlas y/o hacerlas perdurar. Y no es sólo la igualdad de género contra lo que se destacan dichxs representantes, sino también contra la igualdad en términos generales, o mejor dicho la integración: políticas migratorias, sin importar sexo o religión. Se conoció el dato de que la entrada de Korwin-Mikke al parlamento europeo se debió al fuerte apoyo (logró un 28,5% de los sufragios) por parte de lxs polacos de entre 18 y 25 años en las elecciones de 2014. El rango de edad de lxs votantes es preocupante y potencialmente peligroso, pero lo que no se especifica es si se tratan de votantes polacos o de votantes polacos y polacas, lo cual significaría una diferencia sustancial para el análisis de este caso. Korwin-Mikke es una de las tantas apariciones cíclicas del populismo centroeuropeo (y sus nombres de pila de a cuerdo a la época), las cuales no parecieran responder sólo a una determinada circunstancia, sino también a una lamentable e inherente cualidad deshumanizante que se replica cada tanto en algunas minorías de turno. Estas son ideas fijas e inmutables que se basan en peligrosas falacias que, por ejemplo, el hace poco fallecido filósofo Todorov ha sabido desglosar.</div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ya no resulta increíble que lxs representantes de las minorías que creen en un sueldo inferior para la mujer, o que lxs inmigrantes (dependiendo del poder económico de dichxs inmigrantes) son la causa de un debilitamiento cultural, o de la creciente inseguridad, se manifiesten hoy despreocupadamente sobre estas cuestiones aludiendo una <i>políticamente incorrecta</i> forma de expresarse. Pese a todo esto, los cambios están sucediendo y su continuidad y perdurabilidad dependen tanto de lxs representantes en el poder como de lxs representados. La inmediatez de un cambio, como por ejemplo sería la igualdad de género en los tantísimos espacio socioculturales en los cuales esta no se contempla, puede que tenga lugar en los reductos políticos, allí donde una decisión puede torcer el timón de una vez. Pero la profundidad de un cambio, su arraigo y efecto, tiene sin duda lugar en el llano, allí donde cualquier ciudadanx puede tomar partido, la cotidianidad. Las propuestas son de lo más variadas: cambios en el lenguaje en los medios de difusión, tanto en el plano escrito como en el verbal, para evitar la sonoridad del masculino en los artículos y sustantivos del plural mixto. La utilización de líneas de comunicación directa frente a la violencia de género. La denuncia de dichos actos de violencia. Diversas actividades informativas para tomar conciencia al respecto, tanto en el ámbito artístico como en el político. Integración a partir de los espacios de expresión artística (orquestas, performances colectivas, etc…). El cambio está encausado en cada uno de nosotros y, acercándonos al Día Internacional de la Mujer, valdrá la pena apoyar estas iniciativas y observar, ya no sólo conmemorativamente y con mayor empeño, si el necesario cambio sociocultural continúa a paso firme su rumbo, si la bisabuela Elena, con su reluciente registro en mano y sin enredo alguno presionará, con sus despreocupadas pantorrillas desnudas, el embrague, el freno o el acelerador.</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-62396434028940080002016-09-29T11:15:00.002-07:002016-09-29T11:16:41.154-07:00Relatos hansiáticos - N°1<br />
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<br /></div>
<div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<b>Aclaración inicial</b><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>A uno se le escapan los detalles de la realidad más de una vez. Esto sucede porque no podemos pensar todo el tiempo en todo, por lo tanto damos a nuestra percepción de vez en cuando un descanso, dejando algunos detalles atrás. Una diferencia entre la repetición y la recurrencia, es que en la repetición el suceso tiene lugar la segunda vez tal cual la primera, sin diferencias. Mientras que la recurrencia reconoce la diferencia, es decir, algo sucede nuevamente, pero con una variación. Esta diferencia no llega a distanciar al primer suceso del segundo tanto como para entender estos dos sucesos como dos situaciones u objetos totalmente disímiles. Los hechos mantienen su esencia y debido a que nuestra percepción descansa en los detalles, parecieran que dichos hechos se repitieran idénticos.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Este fenómeno por el cual nuestra inteligencia desecha los detalles sobrantes en nuestro entorno, no es un simple capricho, sino una barrera de defensa contra dos potenciales dolencias: la locura y el egoísmo. Si pudiéramos percibir cada cosa, suceso y sucediendo a nuestro alrededor, no seríamos capases de procesarlo todo, ya que no tendríamos tiempo entre „cosa“ y „cosa“ para discernir y discriminar, no entenderíamos porque careceríamos de la pausa, la cesura y la tranquilidad necesarias. Por suerte nuestra psique se las arregla lo suficiente (en el mejor de los casos) para camuflar las recurrencias en repeticiones y así darnos patrones simples y fáciles de organizar. Por otra parte, y ya a titulo personal, la recurrencia camuflada me sirve para vivir en paz y armonía conmigo mismo (egoísta sin cura). Y antes de pasar al siguiente párrafo, aclaro que sobre esta última barrera defensiva hablaré de modo personal, porque es allí, en mi persona, donde he descubierto dicha defensa, y como no pretendo ser la unidad humana que a todos represente, dejaré en manos del lector la eventual generalización de mi afirmación anterior. Como ya es costumbre, me explayaré sobre el tema expuesto con una pequeña muestra de la realidad, llevada al lector por medio de un relato.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<b></b><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<b></b><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<b></b><br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<b>El hombre que fumaba sentado en la escalera</b></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; min-height: 14px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cada lunes, martes y jueves de cada semana de cada mes, tengo en mi grilla de horarios (grilla mental) la cita en el club de deportes. Practico dos horas de boxeo dos veces por semana. En mi agenda hay tres días posibles para el boxeo y yo practico sólo dos de esos días, por lo que genero entre los tres días, dependiendo de lo que la semana depare, cierta aleatoriedad en la que cada semana, uno de los días queda libre: aveces los lunes, aveces los martes y aveces los jueves. Este juego da como resultado una rutina flexible. Misma frecuencia semanal, sobre diferentes días. Entonces, lo que parece ser una repetición exacta en mi rutina (dos veces por semana practico boxeo) se plaga de rugosas recurrencias que mi mente va alisando para que el fluir de la agenda no se apesadumbre. Es por eso que cuando algo sucede antes, durante o luego de los entrenamientos, me es difícil ubicarlo en un punto exacto del pasado, ya que sólo es seguro que tal hecho tuvo lugar el lunes, el martes o el jueves, pero también es seguro que hay uno de esos días en el que tal hecho no sucedió. Cuando algo en esta rutina flexible ha cambiado y llama demasiado mi atención, entonces la barrera defensiva cesa su funcionamiento por unos segundos y noto lo que antes no, eso que mi percepción, en pos de defenderme de mi mismo, ha dejado pasar.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El recorrido al club no es largo, me lleva unos 10 minutos a pie. Son: tres calles, luego un puente que cruza sobre el río, un estacionamiento, unas escaleras que me llevan a otra calle por la cual camino una cuadra, luego a la derecha y dos cuadras más. Siempre el mismo camino y las mismas cosas, los mismos tiempos y detenciones. Muchas veces me he cruzado con la misma gente. Gente que quizá, a su vez, tengan que recorrer parte de este mismo camino para completar algún segmento de su rutina. Pero una persona en particular es la que me ha llamado la atención. Sobre los primeros tres escalones de la escalera de mi ya mencionado recorrido, sentado sobre un maletín, con sus piernas retraídas y su frente gacha, vestido de traje raído, toma en un vaso de whisky su cerveza un extraño. A este sujeto lo veo una vez por semana, pero no sé qué día. Él es una repetición perdida en mi rutina flexible. Ha llamado mi atención por su interesante accionar: lo veo tomando y fumando de ida al club, y a la vuelta sigue allí, sin importar la inclemencia del tiempo, tomando cerveza de su vaso de whisky y fumando su cigarrillo. Cada semana lo he visto y lejos de preocuparme por su persona, mi curiosidad ha sido efímera y recreativa: he imaginado su vida, su porvenir y su procedencia. Su vestuario refiere algún trabajo de oficina, pero su figura decadente denota indigencia, el hombre parece haber perdido el trabajo y estar haciendo tiempo, ahogando en alcohol la angustia de tener que contarle la mala noticia a su familia. Lo extraño era que cada vez que lo veía (y esto era seguido) se encontraba en la misma situación. Incluso llegué a pensar que lo despedían cada semana y que él hacía tiempo cada vez; teoría que deseché por el temor que me causó la idea de la posibilidad de que un hombre se encontrase encerrado en una especie de carrusel del destino, sentado sobre un caballo o un autito, dando vueltas indefinidamente sin poder detener la marcha de sus despidos. Lo que quedaba entonces, era pensar que este individuo se encontraba estancado en el instante en que decidió retener la mala noticia de su despido hundiéndose en la bebida, y que hasta pudieran ser ya desde hacía muchos años que el hombre se sentaba allí, en esa escalera mugrienta casi abandonada, a sopesar su vida (que se habría transformado en un instante) con su vaso de whisky lleno de cerveza. Todo este ir y venir fantasioso duraba sólo unos instantes luego de que, yendo a mi entrenamiento, me lo cruzaba. Después de una cuadra, girar a la derecha y dos cuadras más, empezaría mi entrenamiento y el conglomerado de mis ideas se concentraría en la bolsa de arena o el rostro de mi contrincante, y ya toda pista referente al personaje en las escaleras se esfumaría.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Más de una vez asocié la escalera con su figura. Camino al club, como cada lunes, martes o jueves, me pregunté ante su ausencia ¿dónde estaría? También quise ubicarlo, acomodarlo en mi rutina, en mi lista de repeticiones superficiales, para así no pensar tanto en él. Pero no pude, no supe, a causa de esta flexibilidad semanal, qué día era ese en el cual yo compartía con este extraño personaje, por unos segundos, tiempo y espacio. Pasaron meses y el hombre seguía entrometiéndose en mi rutina y yo sin poder camuflarlo de repetición. Su astucia (si hubiera sido adrede) era de no creer. ¿Se sentaría allí en forma aleatoria también? Aveces los lunes, aveces los martes y aveces los jueves (y aveces, tal vez, ¿algún otro día de la semana?). Llegué a creer que era su forma de no caer en el alcoholismo: sin dejar el habito, impedir que la ingesta de alcohol se transformase en una rutina, que se alise junto a lo demás y que deje de ser algo peculiar y así, fácilmente detectable en todo momento para su eventual control. Una necesidad se inmiscuía en mis pensamientos: tenía que hablarle. Tenía que conocerlo y saber más sobre él. Esto me significaría dos ventajas: podría dejar de elucubrar estúpidas historias y además tendría material para escribir un buen relato. Pero en realidad eso no era importante, se trataba sólo de un divague mío. Tuvieron que pasar varios meses hasta que una determinada suma de casualidades (acompañadas de la inevitable causalidad de mi recorrido) convergieran en un par de segundos y yo, sumido en mi automatismo, fuese llamado a participar en una ineludible variación de la rutina. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Fue una de tantas vueltas del club a casa. Esa noche caía una lluvia fría, no torrencial pero continua. Al llegar a las escaleras, lo vi. Como tantas otras veces, allí abajo, sobre los primeros tres escalones, estaba sentado sobre su maletín y con su baso de whisky cargado de cerveza a un lado. Esta vez lo vi más que otras veces, es decir, lo noté de una forma particular. Llovía y pese a que llevaba puesta una campera para el viento, su ropa estaba empapada. Al pasar a su lado vi como de la corta visera con la que la campera contaba, caía un fino desagote de agua sobre sus pantalones. Sostenía entre los dedos de su mano derecha, acodada sobre su rodilla, un cigarrillo apagado, húmedo y doblado. Me iba acercando al punto de la escalera en el cual me encontraría lo más cerca posible a su persona, para luego comenzar a alejarme nuevamente, bajando los último escalones con la misma velocidad con la que había bajado los primeros. Creí haberme preocupado por un instante por él, es decir, no sólo por el personaje sino también por la persona. Esta vez su imagen era más que decadente, era entristecedora. „Es cierto“ me dije „la lluvia tiñe todo de melancolía“ y esto podría estar generando en mí un falso sentimiento de solidaridad, pero si existía un momento para ver de qué o quién se trataba este individuo, este era el momento. Tenderle una mano o sencillamente disculparme y presentarme serían excusas suficientes. Llegué al escalón donde tomaría la decisión y mi marcha no se detuvo en lo más mínimo, continúe desandando niveles sin siquiera pensar en el hombre allí sentado. Ese razonamiento efímero que hacía algo menos de un instante aturdía mi andar, se había esfumado sin más. Terminé de bajar la escalera y me detuve para esperar que una auto pase antes de cruzar la calle. Esos segundo alcanzaron para que el ancia de repetición para la cual que yo parecía estar rogando, quedara obsoleta, y la realidad, la cambiante realidad, me diera la pauta de que algo había cambiado. Escuché a mis espaldas dos palabras que parecieron una, apretadas en una pregunta. En un cerrado alemán y luego en un desmejorado inglés: <i>Feuer/fire?</i> Me di vuelta y lo vi nuevamente. Me miraba con una inocencia torturante. Y aunque oculté mi sorpresa, no pude evitar preguntar: <i>wie bitte?(</i>¿cómo?). A lo que el hombre contestó con la misma doble-palabra pero esta segunda vez acompañando con un gesto, levantando levemente el cigarrillo en su mano derecha: <i>Feuer/fire?</i> Entonces entendí que me estaba pidiendo fuego para encender su inencendible cigarrillo húmedo. Rápidamente ensayé un falso gesto de disculpas y le respondí que no tenía fuego. Él asintió y escondió su frente nuevamente entre sus piernas. Volví a darle la espalda. Dudé un segundo. Ya no venían autos por los lados. Crucé la calle y una vez del otro lado ya me encontraba nuevamente a salvo, en mi rutinario y flexible camino. Ese segundo de duda tuvo sus débiles replicas durante los siguientes 200 metros, pero una vez llegado al puente, la noche ya se había llenado de repeticiones y repeticiones y repeticiones que calmaron y sedaron mi conciencia. En retrospectiva pienso que, pese a su triste figura acentuada por la lluvia y su inusual forma de hablar, ese hombre siguió sin significar en mí algo sustancial, algo de una importancia suficiente para detenerme y brindar mi ayuda, sea, cuanto menos, habiéndome interesado mínimamente por su persona.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Es discutible. Tal vez el hombre no requiriese de ayuda, tal vez ofrecerle mi ayuda hubiera significado sólo un acto reflejo por verlo allí empapado con su triste cigarro. Puede que él sólo haya querido estar solo y que nadie lo molestase. Puede que haya encontrado un sitio donde hurgar en lo más profundo de sus pensamientos. Es discutible si el ofrecer ayuda en todo caso es o no realmente un acto de bien. Pero lo que no me resulta discutible (aunque discutiría al respecto sin dudarlo) es la acción de reconocer al otro, el interés por el otro, cargar de existencia al cuerpo húmedo que se repara a si mismo de la lluvia. La desidia y el desinterés son armas letales. Son de los peores males del ser humano, y si bien puedo no ser yo quien dé a esta persona la solución a sus problemas (si los tuviera), sí está en mí el reconocimiento para con el otro. Sin YO no hay OTRO, en tanto el OTRO me necesita para estar allí y en ese su instante.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Evidentemente este momento que sinceramente me incomodó, un poco por mi dificultad para relacionarme con desconocidos y otro poco por la alarma de egoísmo que en mi se encendió; produjo un profundo cambio en mi recurrente y flexible rutina. A partir de esa fugaz situación, la escalera en mi camino rutinario se transformó en un espacio de expectativa. Sea saliendo de la inmensa playa de estacionamiento que la precedía, o tomando la curva antes de descender en el camino de vuelta. Mi estado consciente tomaba total posesión de mis sentidos, de mi aquí y ahora, y en mi nacía la esperanza y la amenaza de encontrarme con el hombre que fumaba y bebía sentado en los primeros escalones de la desolada escalera. Aveces esta extraña sensación me divertía, hacía del monótono trayecto un juego de azar que podría significar otro extraño intercambio de palabras, y aveces me molestaba, me incomodaba muchísimo pensar que este hombre había elegido un lugar tan poco ameno para sentarse a deprimirse o meditar y que gracias a su atípico gusto por los espacios fríos, húmedos y nauseabundos, mi rutina, mi preciada sensación de repetición se veía asaltada y destruida; y yo no podía hacer nada al respecto porque que él ya se había dirigido a mi, y nuestros universos ya no eran paralelos sino que se había cruzado en una inevitable coincidencia.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>He preguntado a varios lugareños si conocían sobre la existencia de este personaje, pero nadie lo conoce. Nadie que yo conozca se lo ha cruzado en forma consciente y mucho menos han hablado con él. Hace unos días, volviendo del club, ya habiendo cruzado la calle luego de bajar las escaleras, me di cuenta de que casi a la mitad del puente, sentado sobre su maletín, acuclillado y con la cabeza gacha, con su falso vaso de whisky a un costado, se encontraba este personaje (como esperándome). El desalmado volvió a llamar poderosamente mi atención. Ya no se encontraba sentado en las escaleras sino a la mitad del puente. Una técnica formidable en la utilización de los detalles por parte del hombre. Claramente él no me estaba esperando, pero entendí que yo sí lo esperaba a él. No lo había visto en toda la semana y ya sólo quedaba un día, el jueves. Lo hallé sentado y deshecho, y como de costumbre, tal como la rutina manda, pasé a su lado pretendiendo ignorarlo. </div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La última vez que nos encontramos tuve en claro que tanto como mi vida diaria había sido víctima de este personaje, su vida diaria también había sucumbido ante mis intromisiones. Paseaba yo acompañado de mi hijo cuando al cruzar una playa de estacionamiento, vimos cerca de unos arbustos un cuerpo desplomado. Un hombre derribado boca abajo sobre su brazo derecho. No parecía estar descansando. Yacía bajo el sol ardiente del mediodía sobre el asfalto del estacionamiento, postrado como quien se desvanece inesperadamente y cae sin tiempo de preparar su caída o su aterrizaje. Supuse lo peor, y sin demostrar frente a mi hijo extrema alarma, tomé mi teléfono y llamé a emergencias. La voz que atendió mi caso me aseguró rápidamente que una ambulancia se encontraba en camino, y me pidió que me cerciorará de que la persona allí tendida todavía respiraba. Atendiendo a sus instrucciones me acerqué lo suficiente para ver el perfil de su rostro que besaba el asfalto. Bajo su cavidad nasal a la vista se veía un hilo de sangre seca. Aparté el cochecito en el cual mi hijo aguardaba, y todavía en comunicación con emergencias, me acerqué aun más al cuerpo, apoye mi mano sobre su hombro trajeado y entre los nervios de la expectativa sólo se me ocurrió hablar. Pregunté con entonación firme y clara en alemán: <i>Lebst du noch? </i>(¿estás vivo?). Un fuerte sentimiento de vergüenza me atrapó justo después de elaborar mi torpe pregunta, pero mientras me hundía en idiotez, el cuerpo se movió, su cabeza se giró hacia mi y dejó ver una cara familiar, que pese a su desmejorada condición, maquillada con sangre seca y partículas relucientes de asfalto, se apiadó de mi preocupado espíritu y sonriente, con una inesperada tranquilidad y aplomo, el hombre que cada lunes, martes o jueves fumaba sentado en la escalera asintió dándome a entender un „sí, aun estoy vivo“.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; margin-left: 14.2px; text-align: justify; text-indent: -14.2px;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Cuando los paramédicos llegaron, el hombre todavía me miraba sonriente, una extraña fuerza invisible no había atado por nuestras miradas. Yo, con una mano sobre la manija del cochecito y utilizando la otra como referencia de apoyo, miraba entre preocupado y asombrado al hombre que con su presencia daba por tierra todas mis inservibles especulaciones. Me apartaron cual mugre en la escena del accidente, levantaron al hombre y comenzaron a hacerle preguntas de protocolo que nunca escuché. Cuando me fui el hombre estaba sentado al borde de la parte trasera de la ambulancia, ambos paramédicos continuaban con el protocolo de salud, y el hombre contestaba de memoria, como quien ha estudiado cada respuesta, y a lo lejos me miraba, sonreía y me veía irme con mi hijo, por entre los transeúntes, las calles y los autos, me miraba y sonreía mientras los paramédicos le tomaban la presión.</div>
</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-36336619380379380622016-08-10T03:09:00.003-07:002016-09-29T11:11:15.024-07:00¿Quién soy? ¿De qué juego?<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; font-size: 11px; text-align: center;">
<i style="font-size: 12px;">La identidad y el futbol 5</i></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-size: 12px;">
<i><br /></i>
<i><br /></i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-size: 12px; min-height: 14px;">
<i></i><br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="https://1.bp.blogspot.com/-bRwI-sGRSz8/V6r_H3aMUxI/AAAAAAAABVM/kY43vOqGFgAqJtiZWZJQlukD9eoC0jdnQCEw/s1600/f5.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; font-size: 12px; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="179" src="https://1.bp.blogspot.com/-bRwI-sGRSz8/V6r_H3aMUxI/AAAAAAAABVM/kY43vOqGFgAqJtiZWZJQlukD9eoC0jdnQCEw/s320/f5.jpg" width="320" /></a><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Mudarse a otro país significa, entre otras cosas, mudar de piel. Es decir, quienes lo conocen a uno en la nueva nación, no verán a quien dejó atrás su hogar, sino un hombre con una resplandeciente piel nueva. Si partiéramos de la base de que, en una primera instancia, somos para los demás tan sólo espejos en los cuales los prejuicios de los otros se reflejan, entonces todo lo que se encuentra detrás de este espejo es, en principio, tema pura y exclusivamente nuestro. Nosotros no podemos decidir a temprana edad quiénes somos ya que todavía no hemos sido alguien, y luego, cuando nuestro entorno conoce cada ápice de nuestras histerias, virtudes y miserias, se dificulta (si fuera necesario) armarse nuevamente detrás del espejo que, en este segundo caso, ya no es tal, sino sólo una superficie traslúcida sobre la cual nuestro <i>ser</i> se ha conformado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Mudarse a otro país significa también mudarse de gente. El entorno social y los allegados son otros, y uno corre con la gran ventaja de poder lijar asperezas de la propia personalidad detrás de la nueva piel. No nos perfeccionamos, sino que somos más consientes de nosotros mismos. Este raro fenómeno varía de acuerdo al entorno en el que uno se mueve, nosotros pasamos a ser quienes queramos, dependiendo de con quiénes estemos, es decir, dejamos de ser un <i>ser social</i> para transformarnos en un <i>seres sociales</i>.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Acercándose el fin de semana, a mi teléfono celular comienzan a llegar mensajes de 3 grupos de contactos, que empiezan a organizar el <i>fulbito</i> del <i>finde. </i>El primero de los grupos es el de estudiantes de la universidad de música, que comienza a funcionar con una iniciativa simple: alguien escribe un número 1 y con el pasar de los minutos otros números comienzan a aparecer (2, 3, 4…). Así sucesivamente hasta que el número sea significativo y permita armar un típico <i>picadito. </i>Este grupo lo conformamos principalmente estudiantes de música (hombres y mujeres) de tantísimas nacionalidades, de diversas partes del mundo. El promedio de edad es de entre 19 y 28 y las prioridades de la mayoría de los/as jugadores/as se reducen al estudio. Suelen jugarse partidos relajados, sin faltas, sin chicanas, sin mucho grito; y sólo aveces los juegos se extienden infinitamente porque el hambre de gloria se apodera de las jóvenes e inestables almas artísticas. El segundo grupo suele activarse casi al final del fin de semana, ya que en realidad sus tertulias deportivas tienen lugar los lunes en la noche. Este grupo lo conformamos mayormente padres de familia (en su mayoría profesionales). En este grupo hay sólo hombres, mayormente de nacionalidad alemana (con algunas excepciones: por ejemplo yo). Si algo caracteriza a estos partidos es la baja demanda deportiva. Por supuesto que sólo por el hecho del inexorable dinamismo del grupo de futbol 5, en el que no se suelen repetir los equipos, cada partido puede guardar alguna sorpresa. Pero lo cierto es que el „buen comportamiento“ y el juego comedido son los pilares de este segundo grupo: hasta hay quien lleva las estadísticas de los juegos. El tercer y último grupo juega siempre los sábados. Este grupo es el que más llama mi atención. En este grupo la excepción es un joven alemán, ya que todos los demás provenimos del extranjero: Iran, Turquía, Argentina, Siria, etc… En estas canchas el griterío es constante, el juego suele detenerse por faltas fuertes, o caídas exageradas o simplemente fallos arbitrales polémicos (aunque no haya árbitro). Este grupo se rige por las más fuertes normas del respeto. Los insultos, los topetazos y las rabietas surgen cada segunda jugada, pero el respeto es inquebrantable. Sólo cuando estas normas tácitas se rompen, es que el juego comienza a terminarse. Un ejemplo de esto sería el siguiente: no es de esperarse que en este grupo un jugador del equipo que lleva una amplia ventaja en el marcador, ensaye un túnel por entre las piernas de un contrario, pretendiendo dejarlo en ridículo. Esto genera problemas con los contrarios y con los compañeros de equipo. Este tercer grupo lo conformamos personas de entre 25 y 35 años, estudiantes, profesionales, trabajadores de oficio, y quienes se la rebuscan. </div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Formo parte de los tres grupos, que juegan un mismo deporte pero bajo diferentes reglas socioculturales. Los valores varían de cancha en cancha y quienes se miran en mi espejo también. Por eso me pregunto, ¿soy yo las tres veces el mismo? ¿O soy quiénes en mi se reflejan, dependiendo del partido? Lo cierto es que en los tres grupos suelo jugar de los mismo, y no me refiero a una posición en el campo (en futbol 5 esto es bastante relativo) sino a mi forma de jugar. Si tuviera que ser sincero en este falso ensayo, tendría que develar para quienes me conocen en Argentina un par de mentiras y para quienes me han conocido en Alemania reafirmar ciertas verdades: buscar el hueco, asociarme, ordenar, tocar rápido y simple, enfriar cuando hay que enfriar y acelerar cuando hay que acelerar, son premisas que comencé a practicar en Alemania. Todas ellas me son ajenas en las canchas argentinas, ya que nunca me caractericé por ser un jugador „táctico“ sino más bien fuerte o físico. No hablo de jugar bien o mal, sino sencillamente de jugar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Esta es una de las tantas mutaciones que he sufrido durante la vida en el extranjero. Por supuesto que la paternidad abrió en mí las puertas (los portones) de la madurez y todos sus pliegues, y esta se refleja hasta en mi forma de juego (que mucho dista de ser „vistosa“). ¿Qué otras cosas seré y no seré aquí en la lejanía? ¿En qué otros aspectos habré cambiado? ¿De qué juego yo? Algunas cuestiones sí parecieran estar más o menos claras: soy los tres grupos, soy sábado de gritos y respeto, domingo despreocupado de todo el hoy y soy lunes de estadísticas. Aparentemente me he convertido en un salón espejado, de entrada gratuita y para todo público, con horario corrido de atención. Imagino un cartel en la entrada: „Venga y mírese con atención, deme de ser“.</div>
</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-14021576927587377222016-03-06T05:25:00.002-08:002016-09-29T11:12:22.955-07:00La música clásica y una extraña forma de uso<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; font-size: 11px; text-align: center;">
<br /></div>
<div style="min-height: 13px; text-align: center;">
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; font-size: 12px;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; font-size: 12px; min-height: 14px;">
<br /></div>
<div style="font-family: helvetica;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Ya hace tiempo lo sufría Primo Levi en carne propia en los campos de concentración nazi y hoy en día, salvando las diferencias, pero en una siniestra coincidencia, la exclusión social alemana tiene como principal arma a los grandes compositores de la música clásica.</div>
<div style="font-family: helvetica; min-height: 14px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="font-family: helvetica; text-align: justify;">
<a href="https://3.bp.blogspot.com/-6gh8s8xtDJk/Vtyb6IZktaI/AAAAAAAAAl0/b8hop7ijigY/s1600/Ubahnlogo.svg.png" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="200" src="https://3.bp.blogspot.com/-6gh8s8xtDJk/Vtyb6IZktaI/AAAAAAAAAl0/b8hop7ijigY/s200/Ubahnlogo.svg.png" width="200" /></a><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Algo extraño sucede en las estaciones centrales de trenes y subtes de algunas ciudades alemanas. En el paisaje sonoro propio de los andenes y las marejadas de personas, se entromete un sonido que poco tiene que ver con el contexto. A volúmenes casi inaudibles suena sin descanso, 24 horas ininterrumpidas, la música de Mozart, Brahms y Bach (entre otros). Este fenómeno no deja de llamar la atención, ya que gran parte de las personas que se encuentran en las terminales de trenes están de paso y desconcentradas. Esto descarta la posibilidad de que esta música tenga por función amenizar los corredores y los ventosos accesos de la estación. Algún espíritu romántico podría aventurar que esta música clásica (según su definición comercial) se trate del rumor que el viento alemán acuna, una brisa centenaria que lleva consigo el sonido de una tradición.</div>
<div style="font-family: helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La realidad es que cuando el sol se esconde y esta mayoría en tránsito se aleja, las estaciones no quedan vacías. Los seres que Alemania ha invisibilidad comienzan a acomodarse lentamente en lúgubres rincones al reparo del viento y el frío. Estáticos, con otros tiempos y otras necesidades, los alcohólicos y drogadictos se amontonan en las estaciones centrales de tren y subte y pasan gran parte del día debatiéndose naderías o generando alguna pelea que los traiga de nuevo a la realidad. Esta es su forma de sociabilizar y sobrellevar su situación de soledad y/o de calle. No es la fuerza de cohesión en los vicios, ni el apego identitario lo que los mantiene unidos, sino la presión de la exclusión social: la fuerza de una sociedad que ha elaborado perversas técnicas para deshacerse de estos individuos. Quienes padecen fuertes adicciones no son tenidos en cuenta para formar parte activa de la sociedad, sino que se los oculta mediante miserables sumas de dinero („seguros de desempleo“) y artificios morales: ellos son el mal ejemplo. Algunos creen que la música que acompaña en las estaciones tiene como función alejar a los „malos ejemplos“ de estos espacios públicos. A esta teoría la apoya el hecho de que antes de que esta música comenzara a sonar, los excluidos ya se encontraban ahí, y en algún momento, hace ya algunos años, pequeños altoparlantes fueron prolijamente instalados sobre los espacios preferidos por estos grupos de invisibles. La música comenzó a sonar día y noche y nadie pareciera haberse preguntado el por qué, e incluso hasta el día de hoy para muchos alemanes no son claras las razones por las cuales los parlantes fueron instalados. De tanto en tanto algún artículo perdido en un periódico sensacionalista revuelve en la problemática, planteando la posibilidad de que esta música se trate de una forma de agresión subliminal para con los adictos reunidos en espacios públicos.</div>
<div style="font-family: helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La utilización de la música como forma de agresión no es algo nuevo en estas tierras. Cabe recordar los registros del escritor italiano Primo Levi, quien relata la tortura que para él significaban las orquestas wagnerianas sonando por los altoparlantes acompañando las marchas en los campos de concentración. En un plano poético pero no menos real, aporta el escritor francés Jacques Quignar en su libro „La violencia de la música“, recordándonos que las orejas no tienen párpados, por lo tanto no podemos cerrarlas para evitar „ver“ el sonido. Sobre la violencia y la música, expresa el ensayista argentino Esteban Buch en su texto „Música y violencia“, la idea de que la música puede significar una agresión psico-acústica en dos instancias: primero como un golpe al oído (literalmente, dependiendo de los decibeles y volumen de la emisión sonora), y luego como una asociación a esta agresión recibida (miedo o una respuesta casi instintiva a buscar resguardo). En esta última forma de violencia es en la que podría basarse la tortura a los excluidos alemanes. Algunas versiones hablan de que ciertos registros melódicos, usuales en los conciertos para violín, generan un daño psicoacústico en los cerebros de los adictos. Otros dicen que el constante „bombardeo clásico“ generaría en los drogadictos una asociación al hogar y un posterior sentimiento de melancolía que les impediría sentirse con ánimos de discutir y los harían dispersarse. Más allá de las teorías y las opiniones, no es casualidad que los lugares en los cuales esta música suena sean espacios públicos, ya que es allí donde los adictos suelen reunirse y de donde nadie puede echarlos. La misma música clásica que supo en tiempos del nazismo desarmar almas encerradas en campos de concentración, pretende hoy esconder o invisibilizar a quienes no pueden formar parte del „debido“ funcionamiento de esta sociedad alemana.</div>
<br />
<div style="font-family: helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Hace ya un tiempo esta forma de música ha empezado a sonar también en otras partes de la ciudad: entradas de centros comerciales y puertas de instituciones bancarias. Cuando recorriendo la ciudad uno se detiene desatento a pensar hacia donde girar, puede que si la pausa fuera los suficientemente larga, comiese uno a escuchar un susurro musical, un rumor de orquesta que crece y decrece suavemente. No resultará molesto sino curioso y hasta ameno, pero seguramente podrá uno notar también, al mirar al rededor suyo que, sentados en los bancos públicos, en el piso o parados, charlando o discutiendo, se encuentran los excluidos, aquellos que pretenden dejar en ridículo al estilo de vida alemán. El hecho de que esta música se esté propagando en las urbes se debe a dos cosas: que la limpieza ha comenzado a realizarse en otros espacios públicos y que cada vez hay más grupos de adictos excluidos. Los cierto es que contra todo pronóstico y pese a tal tortura, los invisibilizados resisten y sus micro-sociedades excluidas siguen funcionando, brindándoles el amparo humano necesario para sobrevivir cuerdos y arruinados.</div>
</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-81697944309888540002016-02-06T08:02:00.000-08:002016-09-29T11:12:38.390-07:00Sonidos y distancias<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: center;">
<i><span style="font-size: xx-small;">Felisberto Hernández: escritor y (antes) compositor.</span></i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; min-height: 13px; text-align: center;">
<span style="font-size: xx-small;"><b></b><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span style="font-size: xx-small;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="font-size: xx-small;"><a href="https://2.bp.blogspot.com/-cQvrAWLKCNk/VrYY3FMetII/AAAAAAAAAfo/GlHF1z-8OmI/s1600/54063facde990.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="121" src="https://2.bp.blogspot.com/-cQvrAWLKCNk/VrYY3FMetII/AAAAAAAAAfo/GlHF1z-8OmI/s200/54063facde990.jpg" width="200" /></a></span></div>
<span style="font-size: xx-small;">„Después apagaba la luz y seguía despierto hasta que oía entrar por la ventana ruidos de huesos serruchos, partidos con el hacha, y la tos del carnicero“ („El acomodador“ - Felisberto Hernández). Así describe el sonido que precede al sueño de su personaje El Acomodador, el escritor uruguayo Felisberto Hernández. Un sonido que entra por la ventana al mejor estilo Cage y que funciona como arrullo para conseguir finalmente desconectar los pensamientos y dormir. Toda la atención del Acomodador se concentra en las complejas sonoridad del afuera y sus volúmenes intermitentes. La principal cualidad de los sonidos que el carnicero produce al prepara la res, es la distancia, es decir que estos sonidos no se encuentren del todo cerca, y esta lejanía dota al sonido mismo de incertidumbre y produce en el oyente un estado de percepción diferente al del habitual. Este estado se encuentra en los límites de la conciencia. Para escuchar cada ápice del ruido alejado, la percepción debe agudizarse y para ello es necesario limpiar el oído de otras señales que perturben.</span><br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span style="font-size: xx-small;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>„Las Hortensias“ es uno de los pocos (sino el único) cuentos que Felisberto Hernández ha escrito en tercera persona. Esto podría significar que, pese a la divergencia del personaje personaje y el escritor, tal vez haya más de Felisberto en el coleccionista de muñecas que en tantos otros cuentos en los que el mismo escritor es la figura principal, que a su vez relata. La diferencia radica en que, mientras en los cuentos relatados en primera persona los sucesos pertenecen a un plano externo de su ser: sean ocurrencias, anécdotas o historias que le contaron; en „Las Hortensias“ el escritor nos lleva a uno de los rincones más oscuros en su interior. Allí donde las contradicciones profanas afloran. En este mismo relato nos encontramos con una de las texturas sonoras más complejas que Felisberto ha descrito. Una intrincada mezcla de convenciones y distancias. Las obras interpretadas al piano durante los paseos nocturnos del coleccionista se mezclan con los sonidos lejanos de las máquinas del vecino. Esas máquinas sobre las cuales nada sabemos, pero parecieran funcionar día y noche, y que este hombre ha escuchado desde niño, desde que tiene memoria. La relevancia de estos sonidos se refleja en el mismísimo comienzo del relato. En las primeras líneas se lee: „Al lado de un jardín había una fábrica y los ruidos de las máquinas se metían entre las plantas y los árboles“.</span></div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span style="font-size: xx-small;"><span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Esta textura sonora se compone de varios planos. En un primer plano está la convención. Según el hombre alto de la casa negra, el sonar ideal del piano es cuando este se entrelaza con el constante sonar de las máquinas de atrás del jardín. Un sonido musical convencional como es el piano, acompañado de una fuente poco convencional como son las máquinas. Una segunda instancia es la distancia. Este aspecto se divide en dos: la distancia espacial y la distancia temporal. Las máquinas suenan musicales porque se encuentran lejos. Como ya dijimos, la lejanía juega un rol fundamental en la musicalidad de los sonidos. Eso que significa ruido, se transforma en música a la distancia, a diferencia de la cercanía que el piano requiere, para continuar siendo un piano y no un murmullo sonoro. Por otra parte, estos sonidos mantienen también distancias en los recuerdos del personaje. El piano en un plano actual, sonando en el momento; y las máquinas en un plano pretérito, desde sus recuerdos. En este paisaje sonoro confluyen: tiempo (presente y recuerdos), espacio (distancia) y convenciones (resignificación sonora). Pero hay un tercer factor en la música de Felisberto Hernández, y es el de la incertidumbre. Dentro del entramado sonoro que se nos describe, diferenciamos una tercera fuente. Esta fuente sonora es poco clara y se encuentra oculta detrás de los sonidos del piano y las máquinas. Son sonidos intrusos, no musicales, los cuales al prestarles especial atención desaparecen. Estas irrupciones son para el escritor uruguayo una paradoja. Forman parte vital del entramado sonoro que acompaña su relato, pero no deberían estar allí. Se trata de la irremediable realidad y sus problemas. Estos sonidos que Felisberto (el Felisberto interior) no puede aislar, son los que alimentan sus contradicciones y mezclan sus sentimientos. Son los sonidos del devenir de una historia: rechinares de puertas, voces que susurran y articulaciones defectuosas. Aveces son reales y otras sólo producto del deseo de encontrar, detrás de ese paisaje sonoro, un jardín, una verdad que nunca será revelada: las máquinas y sus hermosas melodías.</span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-57777478644394032942015-09-12T13:59:00.003-07:002015-09-12T14:07:57.700-07:00The Real New Complexity<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: center;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-HyDnHTbx6lw/VfSTKe1RbhI/AAAAAAAAAbU/qsdvWDCGKfs/s1600/11403431_921156411280161_8439462326755243093_n.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="150" src="http://4.bp.blogspot.com/-HyDnHTbx6lw/VfSTKe1RbhI/AAAAAAAAAbU/qsdvWDCGKfs/s200/11403431_921156411280161_8439462326755243093_n.jpg" width="200" /></a></div>
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: center;">
<i>Impresiones de la 6° bienal de música contemporánea electroacústica „Next Generation“ en Karlsruhe, Alemania. Cómo la tecnología puede opacar el proceso compositivo.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; min-height: 13px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>El primer problema es pretender definir un mar de diversidad. El segundo problema es pretender definir un segundo mar de diversidad y pretender luego analizar la injerencia del segundo sobre el primero en la escena musical contemporánea. Planteado este dilema, este texto tendrá la difícil tarea de referirse a dos cuestiones: la composición musical y la tecnología aplicada a la música, sin llamarlos por sus „nombres de pila“, que no son más que motores de vaguedad y ambigüedad que pretenden estrechar el espectro de análisis.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Esta problemática es seguramente el gusano en la manzana, lo que poco a poco va pudriendo la fruta y devorándola en su interior. Puede suceder, que cuando la composición utiliza como herramienta fundamental las nuevas tecnologías, corra con el riesgo de que la herramienta tecnológica pese más que el proceso compositivo en si, o incluso que la misma música. El problema radica en que cuando uno se encuentra frente a tales obras, los procesos compotitivos relucen en la superficie y dejan en evidencia la poca profundidad de la obra en cuestión.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Del 22 al 28 de Junio, tuvo lugar en la ciudad alemana de Karlsruhe la 6° bienal de música contemporánea electroacústica „Next Generation“, que constó de disertaciones de diversos temas en relación a la aplicación de la tecnología en la música, instalaciones sonoras y una serie de conciertos. Los laboratorios electroacústicos de las escuelas superiores de música de Alemania (y una de Zurich, Suiza, como invitada) participaron de esta bienal. Cada escuela tuvo su concierto en los cuales los estudiantes de composición de dichas instituciones presentaron sus obras. Presenciar todos los conciertos no debería haber generado, necesariamente, hartazgo sonoro alguno, pero, contrariamente a esta suposición, los conciertos de la „Next generation 6.0“ mostraron una marcada tendencia hacia una crudeza compositiva que dejaba en evidencia el <i>sonido tecnológico</i> de las piezas, ese chapoteo en las orillas de la música. Cuando hablamos de tendencia, dejamos en claro que no todas las piezas sucumbieron a este fenómeno. Las piezas exentas pertenecían claramente a otra búsqueda artística, siempre partiendo de alguna aplicación tecnológica (video, controladores remotos, sensores de movimiento, sensores de actividad cerebral, <i>sets</i> MIDI, parches MAX, síntesis granular, etc…) pero con un contenido extra, sea la escena, la utilización de la espacialidad, la narrativa o algún tipo de aspecto performático. Es decir que la tecnología no era más que tecnología, y no la totalidad de la obra.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>La pérdida de expectativa es el principal síntoma que precede al escepticismo. Cuando el porvenir se deshace en sonidos recurrentes y la tendencia anuncia cómo es que la próxima obra sonará, entonces puede que nos encontremos frente al abuso de la programación y, peor aún, la falacia de la reducción de intencionalidad y responsabilidad del compositor. La falsa premisa es no entender al programa, a la programación, al <i>togel </i>y al <i>random</i>, como instrumentos musicales. El resultado es claro y conciso: suena a tecnología, a computadoras con manzanitas iluminadas en sus tapas. Tal vez, una de las razones de esta sobredosis tecnológica sea la abundancia de recursos financieros con la que estos laboratorios de música electroacústica (y en consecuencia los estudiantes) cuentan. Estos apéndices institucionales suelen recibir un presupuesto propio con el que cada año renuevan y completan su arsenal. Esta abundancia de recursos es la que genera escasez de problemas, ya que el tenerlo „todo“ puede enturbiar la realidad. Si bien contar con tantos recursos puede significar una ventaja, la problemática (uno de los motores creativos del arte) puede ser mucho más difícil de detectar, y por lo tanto tratar.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Uno de los pasos en la composición electroacústica es la solución práctica del aspecto técnico, que va desde la conformación de un parche MAX hasta la elección de <i>plug o canon </i>para el cableado. En medio de estos requerimientos se encuentra el contenido netamente musical, que puede verse afectado y/o influenciado en esta instancia en la que lo que uno pretende delibera con lo que uno puede. El constante enfrentamiento de estas dos fuerzas es el motor del avance tecnológico (el imparable avance tecnológico) en el campo artístico musical, que brinda al compositor tantas posibilidades como problemas. Cada nueva posibilidad para ejecutar tal o cual cosa en tal o cual espacio, conlleva tantas otras tales y cuales dificultades. La música contemporánea electroacústica parece dirigirse hacia una suerte de <i>Post New Complexity </i>como una síntesis de estas dos potencias del querer y el poder del compositor electroacústico, tanto en el proceso de composición como en la eventual contingencia de la presentación. </div>
<br />
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En realidad, para ser más específicos, deberíamos llamarla <i>Real New Complexity, (Nueva complejidad real)</i> porque no surge como una búsqueda de la complejidad, sino que deviene de la búsqueda de nuevas soluciones prácticas, es decir, la solución al problema real y concreto. Partiendo siempre desde este ínfimo punto en el universo que la bienal „Next generation“ significa, se puede notar, como espectador y como participante, que los irremediables desperfectos técnicos que cada compositor sufre en las pruebas generales son la verdadera complejidad. Para que las obras funcionen, para que estas suenen, el compositor/intérprete debe sortear una serie de pormenores no ajenos a la composición en si de la obra. En esta „nueva generación“ musical, en el mejor de los casos, la complejidad no brillará como el personaje principal que alguna vez se pretendió que sea, sino que quedará supeditada al contenido real de la obra y su factibilidad, y será sólo la sombra de la música y no su obvio fundamento; ya que, en definitiva, compleja es la realidad y complejas son las personas.</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-78085153898315272382015-08-02T16:32:00.004-07:002015-08-02T16:33:29.031-07:00Un día, una mariposa<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: center;">
<span style="font-size: x-small;"><br /></span></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: center;">
<i>Breve relato sobre un extraño suceso.</i></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; min-height: 13px; text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>De las cosas más llamativas que me han sucedido, prefiero una en particular que tuvo lugar hace poco, una tarde cualquiera de un mes que no recuerdo. De cualquier manera el clima era caluroso y pesado, húmedo, soleado y sin una gota de viento, algo insoportable. Parecía garuar todo el tiempo, había sido un día de esos en los que aún bajo techo se siente como una fina capa lluviosa lo empapa a uno irremediablemente. Esa tarde nada particular, se posó sobre mi pulgar derecho una mariposa, y allí se quedó por horas lamiendo mi piel. Parecía estar desesperada por sustraer de mi algún tipo de líquido o grasitud, porque recorrió todo el pulgar, de as a envés, saboreando cada poro con su rosada lengua retráctil.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Desde un principio la escena me sugirió algo poco común. Es decir, que una mariposa se pose sobre uno no tiene nada de raro (es sabido que son insectos confianzudos), pero la duración de su visita no era normal. Decir que estuvo horas chupando mi pulgar es poco, ya que recorrió mi dedo desde el mediodía (momento en que comenzó su acto) hasta que el sol se ocultó. Una mariposa es un insecto que no sólo pareciera ser frágil, sino que, en efecto, sus alas son finísimas y están recubiertas de un polvillo que las mantiene secas y livianas. Si la mariposa pierde este polvillo, pierde su liviandad, su ligereza y no puede volar más y muere de hambre o sed, o de aburrimiento. Debido a esta condición de gran fragilidad que las mariposas presentan, sentí el deber y la necesidad de protegerla durante el tiempo que ella estuvo sobre mi piel. La constante garúa que ante el sopor veraniego tanto placer para los humanos significaba, era un constante peligro para el colorido insecto, por lo que varias veces tuve que realizar ágiles maniobras para evitar que las polvorientas alas se humedezcan.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>En realidad la anécdota no tiene un final feliz. Al cabo de esa tarde la mariposa murió. En determinado momento dejó de moverse y su lengua carmesí se enrolló lentamente al tiempo que el rigor de la muerte plegaba también sus patas, y sus alas se hicieron una cerrándose hacia el medio. La mariposa había llegado ya hasta la palma de mi mano y allí, habiendo encontrado la comodidad necesaria, su alma la abandonó sin más. Su cuerpo se contrajo tanto que podría haber vuelto a caber en el capullo que la vio nacer y se desplomó de lado, y pude ver como ese polvillo imprescindible era arrastrado y esparcido por ahí, por la primera brisa nocturna.</div>
<div style="-webkit-text-stroke-color: rgb(0, 0, 0); -webkit-text-stroke-width: initial; font-family: Helvetica; text-align: justify;">
<span class="Apple-tab-span" style="white-space: pre;"> </span>Dependiendo de su tamaño y especie, las mariposas pueden vivir hasta un año, pero la gran mayoría sólo unos días, una semana, un mes o tan sólo 24 horas. Cualquiera sea el caso, medio día significa para estos insectos una importante porción de sus vidas (sino la mitad). Esta mariposa, que encontró su final en la palma de mi mano derecha, requirió de gran parte de su vida para encontrar el lugar exacto donde fallecer. Preparó y limpió su lecho de muerte durante horas y una vez todo alistado, se dejó llevar. Algo similar sucede con las personas, que, en definitiva, preparan durante gran parte de su vida un digno final. La gran diferencia radica en que el ser humano pretende desentenderse de ese profundo instinto que lo lleva a la muerte, creyendo que el armado del lecho no es más que la búsqueda de una buena vida, cuando en realidad lo que se busca, muy en lo profundo del ser, es una buena muerte.</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-61120210703491032812015-07-13T01:55:00.002-07:002015-07-13T01:55:27.662-07:00Los pueblos y sus cumbres<br /><div class="OutlineElement Ltr SCX241150725" style="-webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: 'Segoe UI', Tahoma, Verdana, sans-serif; font-size: 8px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative;">
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{139}" paraid="1739226320" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; font-style: italic; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES">Breve análisis de lo que la CELAC-UE y la Cumbre de los Pueblos dejaron: un limitado reconocimiento de los jefes de estados latinoamericanos y la dificultosa „acreditación“ del </span><span class="EOP SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;"> </span></div>
</div>
<div class="OutlineElement Ltr SCX241150725" style="-webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: 'Segoe UI', Tahoma, Verdana, sans-serif; font-size: 8px; margin: 0px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative;">
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{143}" paraid="499162602" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; margin-right: -5px; padding: 0px; text-align: center; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; font-style: italic; line-height: 19px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES">panorama global informativo.</span></div>
</div>
<div>
<br /></div>
<br /><div class="OutlineElement Ltr SCX241150725" style="-webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: 'Segoe UI', Tahoma, Verdana, sans-serif; font-size: 8px; margin: 0px 0px 0px -1px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative;">
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{151}" paraid="572200813" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; margin: 0px; padding: 0px;">Hace unos días, en Bruselas, Bélgica, los pueblos de América Latina, del Caribe y de Europa, se reunieron en el marco de la „Cumbre de los Pueblos“, con más de 1500 delegados/as representando a 346 organizaciones y movimientos sociales, provenientes de 43 países (tanto de Latinoamérica, como de Europa y </span><span class="SpellingError SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; background-image: url(data:image/gif; background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat no-repeat; border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-bottom-width: 1px; margin: 0px; padding: 0px;">Africa</span><span class="NormalTextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; margin: 0px; padding: 0px;">). Desde las 7 mesas de trabajo llevadas a cabo los días 10 y 11 de junio, en la cual representantes de los distintos movimientos sociales y organizaciones participaron, se confeccionó una declaración final que fue elevada a los jefes de estado presentes en la Cumbre de Estados Latinoamericanos y del Caribe, y la </span><span class="SpellingError SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; background-image: url(data:image/gif; background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat no-repeat; border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-bottom-width: 1px; margin: 0px; padding: 0px;">Union</span><span class="NormalTextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; margin: 0px; padding: 0px;"> Europea (CELAC-UE, con las interesantes ausencias de EEUU y Canadá).</span></span></div>
</div>
<div class="OutlineElement Ltr SCX241150725" style="-webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: 'Segoe UI', Tahoma, Verdana, sans-serif; font-size: 8px; margin: 0px 0px 0px -1px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative;">
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{159}" paraid="1455184041" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES">No está demás repasar los puntos que este documento remarca: 1- el apoyo a la integración regional de América Latina y oposición a la intervención imperialista. 2- compromiso para actuar sobre el cambio climático para proteger el medio ambiente. 3- el apoyo a una sociedad igualitaria y oposición al neoliberalismo. 4- apoyo por los derechos humanos de los palestinos. 5- no al expansionismo de la OTAN. 6- oposición al racismo y la xenofobia. 7- apoyo por la transformación en el control de los medios de comunicación. Este último punto es uno de los principales argumentos para la existencia de una Cumbre de los Pueblos, lo cual queda en evidencia al notar la gran dificultad que los estados y/o comunidades, organizaciones e instituciones latinoamericanas enfrentan a la hora de difundir cualquier tipo de información sobre proyectos, actividades y/o manifestaciones (de cualquier tipo) que estén relacionadas con los puntos anteriormente expuestos. </span><span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES"><span class="NormalTextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; margin: 0px; padding: 0px;">Para referirnos al principal motivo de la Cumbre de los Pueblos, es necesario retomar uno de los aportes que un delegado italiano presentó en la mesa de trabajo número 3, quien se preguntó: de qué tipo de unión estamos hablando? La respuesta a esta pregunta comienza con el claro ejemplo que la singular cobertura mediática de la reunión que mantuvieron la primer ministra alemana </span><span class="SpellingError SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; background-image: url(data:image/gif; background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat no-repeat; border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-bottom-width: 1px; margin: 0px; padding: 0px;">Angela</span><span class="NormalTextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; margin: 0px; padding: 0px;"> Merkel y el presidente griego Alexis </span><span class="SpellingError SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; background-image: url(data:image/gif; background-position: 0% 100%; background-repeat: repeat no-repeat; border-bottom-color: transparent; border-bottom-style: solid; border-bottom-width: 1px; margin: 0px; padding: 0px;">Tsipras</span><span class="NormalTextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; margin: 0px; padding: 0px;"> significó. Los medios sencillamente llenaron sus espacios con especulaciones, sin reconocer el marco en el que la reunión tuvo lugar (CELAC-UE) ni informar sobre el contenido de dicho encuentro: si es que la reunión fue en tono conciliador, en apoyo a la soberanía griega y su independencia económica (puntos 1 y 2 </span></span><span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES">de la declaración final) o si la reunión sólo significó un mero contacto diplomático para recrudecer la presión política haciendo hincapié en la deuda contraída por Grecia.</span></div>
</div>
<div class="OutlineElement Ltr SCX241150725" style="-webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: 'Segoe UI', Tahoma, Verdana, sans-serif; font-size: 8px; margin: 0px 0px 0px -1px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative;">
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{164}" paraid="13479388" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES"> </span><span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES">Este ejemplo grafica a la perfección los endebles fundamentos de la UE, que fue creada para salvar a países centroeuropeos de una crisis financiera regional, para luego devenir en una pelea de poder (antes invadían, ahora endeudan). En cambio las uniones latinoamericanas tienen un fundamento real, basado en su patrimonio cultural. Es en las diferentes expresiones artísticas donde esto se puede ver claramente. Estas son el registro de una identidad, una identidad que las uniones latinoamericanas buscan fortalecer para luego hacer frente a los corrosivos agentes externos (y sus respectivos apoyos internos de turno) como el neoliberalismo y el neocolonialismo. El fortalecimiento de la identidad en la unión, fue el eje principal de la Cumbre de los Pueblos.</span></div>
</div>
<div class="OutlineElement Ltr SCX241150725" style="-webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: 'Segoe UI', Tahoma, Verdana, sans-serif; font-size: 8px; margin: 0px 0px 0px -1px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative;">
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{169}" paraid="1558703458" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES"> Sin embargo, y aunque la organización de la Cumbre de los Pueblos a cargo de Venezuela y Cuba estuvo a la altura de las circunstancias, al arte, que es y fue una herramienta fundamental para la formación de identidad de los pueblos originarios, el principal registro de la cultura, y un efectivo medio de comunicación alternativo, no se le dio la importancia que debiera. Mas allá de los muy buenos espectáculos musicales, no se profundizó en el arte como factor fundamental en el fortalecimiento de la identidad. Esta crítica, no obstante, debe entenderse también como una dificultad producto, en parte, del reducido apoyo de varios representantes de las naciones que participaron en la CELAC-UE, pero no reconocieron la importancia de la Cumbre de los Pueblos. En contrapartida, participaron en el último encuentro de la cumbre (demostrando su compromiso y reconocimiento para con la cumbre): el vicepresidente de Honduras Ricardo Álvarez, el vicepresidente Venezolano Jorge Arriaza, el vicepresidente de Cuba Miguel Mario Días y el presidente de Ecuador Rafael Correa. Este último, con la claridad que lo caracteriza, informó en su discurso final a los allí presentes todo lo sucedido en la CELAC-UE, a la cual sólo los medios „acreditados“ pudieron asistir. </span></div>
</div>
<div class="OutlineElement Ltr SCX241150725" style="-webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; clear: both; cursor: text; direction: ltr; font-family: 'Segoe UI', Tahoma, Verdana, sans-serif; font-size: 8px; margin: 0px 0px 0px -1px; overflow: visible; padding: 0px; position: relative;">
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{174}" paraid="1360965469" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES"> La pregunta del delegado italiano volvió a resonar en la memoria del público presente cuando el presidente ecuatoriano sintetizó en una frase todo lo anteriormente escrito, analizado y dicho: „Mientras los europeos tendrán que explicar a sus hijos por qué se unieron, nosotros tendremos que explicar a los nuestros por qué nos demoramos tanto“.</span></div>
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{174}" paraid="1360965469" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES"><br /></span></div>
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{174}" paraid="1360965469" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES">(artículo publicado en el Diario El Día, La Plata, Argentina)</span></div>
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{174}" paraid="1360965469" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<span class="TextRun SCX241150725" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-family: Arial, sans-serif; font-size: 12pt; line-height: 27px; margin: 0px; padding: 0px;" xml:lang="ES-ES">Juan Pablo Pettoruti</span></div>
<div class="Paragraph SCX241150725" paraeid="{98230518-7023-4907-a498-6f0f3984805e}{174}" paraid="1360965469" style="-webkit-nbsp-mode: normal !important; -webkit-user-drag: none; -webkit-user-select: text; font-size: 6pt; padding: 0px; text-align: justify; vertical-align: baseline; word-wrap: break-word;">
<br /></div>
</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-10955285321499815242015-04-14T14:07:00.003-07:002015-04-14T14:07:48.640-07:00Crónicas de un G7 pop<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<i>Desde Lübeck, Alemania, una crónica del absurdo escenario en los
días previos a la llegada del Grupo de los 7. Blandas
manifestaciones pop y un premio nobel en medio de un nada claro
panorama político.</i></div>
<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
En la peque<span lang="es-AR">ña ciudad alemana de Lübeck abril se
abría paso con su impredecible clima, tanto es así que el 1 de
abril nos sorprendió una fuerte nevada matutina y a partir del 4 una
optimista racha de días soleados alegraron la ciudad. No sólo el
clima abrileño descolocaba a los nunca acostumbrados habitantes
norteños, sino también la enrarecida atmósfera sociopolítica de
la zona. El 5 de abril Lübeck amaneció decorada con pequeños
cartelitos amarillos pegados en algunas vitrinas y postes de
iluminación con la inscripción “wir brauchen kein G7” (nosotros
no necesitamos ningún G7). Estas sutiles manifestaciones de repudio
al congreso político no llamaban todavía la atención de los
ciudadanos (a excepción de un servidor y otros colegas
latinoamericanos) ni de los medios de comunicación alemanes. Con el
pasar de las semanas, los rumores de inactividad comercial y
programación de demostraciones fueron tomando lugar en cada charla
de café, pero todavía la magnitud de los hechos no era medible.
Mucho tiempo atrás se habían comenzado en la coqueta ciudad norteña
las obras para la construcción del nuevo Hanse Museum (Museo
Hanseático) y sala de congresos, donde ya se planeaba llevar a cabo
el controversial G7. </span>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-AR"> En la mañana del 12 de abril Lübeck amaneció
forrada de policías. Camionetas azules y blancas y otras verdes, de
las cuales salían como producidos por un juego de estrategia
funcionarios uniformados. Las manadas policiales comenzaron desde
temprano a moverse por las principales arterias del tránsito del
centro. Tanto los alrededores del nuevo museo como la plaza frente a
la municipalidad (locaciones elegidas con suficiente antelación por
los manifestantes para expresar su repudio desde el día 13 de abril
a partir de las 17hs. Según lo estipulado en el comunicado publicado
en el diario) habían sido valladas, lo cual dificultaba el transito
peatonal. Ese mismo día pero al anocheser aparentemente, en medio de
uno de los mayores despliegues policiacos que seguramente Lübeck
haya sufrido, en la puerta de mi domicilio, a 200 escasos metros del
hotel donde Los 7 se alojarían, alguien cortó el candado de mi
bicicleta y se la robó... Además la tranquila ciudad se colmó de
curiosos turistas que como laboriosas hormiguitas rojas fotografiaban
cada detalle del decorado: las improvisadas notas pegadas en las
puertas de los negocios cerrados, las interminables postales de las
camionetas de policías con el fondo de la puerta medieval de la
ciudad, en la que se lee la inscripción “Concordia domi foris pax”
(Adentro concordia, afuera paz). Y a estos se sumaban las grandes
cadenas de televisión (NDR, SWR, etc...) que parecían sacarse los
ojos por un miserable metro cuadrado cercano al nuevo Museo
Hanseático para postrar allí sus </span><span lang="es-AR"><i>sets</i></span><span lang="es-AR">
de filmación.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-AR"> El día trece del mes cuatro era el elegido por
los manifestantes para comenzar su expresión pacífica contra la
reunión de altos mandatarios (pese a que la policía dice haber
encontrado adoquines escondidos en los tachos de basura por los
manifestantes, quienes se piensa tuvieran la idea de arrojarlos tanto
a las fuerzas policiales como a los mandatarios, la demostración fue
pacífica). En efecto, la manifestación se realizó la noche del día
13 de abril. Con la particularidad de que fue llamada Tanz-Demo
(Demostración danzada) ya que consistió en una inusual fiesta con
música </span><span lang="es-AR"><i>techno</i></span><span lang="es-AR">
en la cual alguna bandera amarilla (amarilla como los cartelitos de
hacía una semana) flameaba sin mucho ímpetu, y las consignas de la
</span><span lang="es-AR"><i>demo </i></span><span lang="es-AR">no
parecían del todo claras. Los transeúntes ajenos a todo este
despliegue </span><span lang="es-AR"><i>pop</i></span><span lang="es-AR">
no lograron establecer una única versión de lo que la demostración
quiso expresar, o de qué manera es que se opuso al G7. De todas
maneras el ruido de la música a todo volumen a altas horas de la
noche y el inusual (y exagerado) despliegue policial (según el
diario local Lübecker Nachrichten hubo unos 3.500 policías para
unos 500 manifestantes) prometían, al menos hasta la mañana
siguiente, una importante propaganda periodística. Pero esa misma
noche de 13 de abril quiso el destino, que con cada uno de nosotros
se divierte, acallar a uno de los tambores más estridentes de los
últimos 50 años de la escena política, cultural y literaria
centroeuropea, y todo Alemania lamentó la pérdida del escritor
Günter Grass, quien a causa de una infección falleciera en una
clínica de la coqueta, pequeña, norteña y revolucionada ciudad de
Lübeck. El 14 de abril los diarios alemanes mostraban una llamativa
primera plana con el rostro de Günter Grass y escondida en un
pequeño recuadro, una mención a la fallida primera </span><span lang="es-AR"><i>demo
pop </i></span><span lang="es-AR">contra
el G7. Pese a todo, tanto para esta noche de 14 de abril, que sólo
los periódicos del mañana sabrán cubrir o encubrir, como para las
subsiguientes hasta el final de la semana, las </span><span lang="es-AR"><i>demo
pop</i></span><span lang="es-AR">
prometen movimientos más serios y pancartas elocuentes.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-AR"> Un
latinoamericano que ya no cuenta con su bicicleta, se pregunta si es
risa o preocupación lo que debiera sentir frente a esta crónica de
lo absurdo, en tanto las demostraciones </span><span lang="es-AR"><i>pop</i></span><span lang="es-AR">,
tan blandas y poco claras, no terminan de representar y expresar las
problemáticas que el G7 representa: una reunión exclusiva de las
altas esferas económicas que, así como si nada, construyen un
santuario del pasado (un museo) para sentarse a la mesa de las
grandes desiciónes y rever sus planes, seguramente lejanos a una
política humanitaria, sobre cómo mantener el poder geopolítico y
económico, endeudando y desendeudando naciones.</span></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span lang="es-AR"> </span></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="font-weight: normal; line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-19529761527324463572015-03-17T13:20:00.003-07:002015-03-18T08:16:51.178-07:00Seis horas, filósofos y personajes<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<i>Gombrowicz
y Pettoruti juegan a Pirandello, desandando los ventajosos cruces del
teatro, la filosofía y la pedagogía, frente a la renovada figura
del aprendiz lector que busca generar conocimiento fresco.</i></div>
<div align="CENTER" style="margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
La pedagogía y la filosofía son, sin duda, dos prácticas
hermanas, ya que tanto la filosofía como la pedagogía se aprenden
al practicarse y existen en tanto se practican. La pedagogía es, en
esencia, filosofía. Que no conforme con el <i>por qué, </i>nos
empuja a la pregunta del <i>cómo.</i>
A su vez, la filosofía tiene un gran contenido de pedagogía, ya que
parte fundamental del pensamiento y su síntesis o reducción, son
sus expresiones. Cuanto más clara la pregunta, más clara la
respuesta. Los caminos de estas dos prácticas no son dos sino
incontables (cada práctica con incontables abordajes). Pero sucede,
más que amenudo, que mediante la voluntad de un pedagogo filósofo,
o filósofo pedagogo, el camino a recorrer en el basto campo de la
filosofía logra alivianarse.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Ya muy enfermo, en su último mes de vida, al escritor <span lang="es-AR">polaco</span>
Witold Gombrowicz le proponen dar un curso privado (íntimo, en
realidad) de filosofía. La <span lang="es-AR">intención</span> <span lang="es-AR">en
la propuesta </span>de su esposa <span lang="es-AR">Rita</span> y su
colega <span lang="es-AR">Dominique</span>, era la de acercarlo a una
de sus primeras pasiones: la filosofía. Él acepta y resuelve hacer
un recorrido por los lares filosóficos de 6 principales exponentes.
Y me refiero a seis, porque si bien sobre el final se menciona a
Nietzsche, el escritor polaco lo entiende a este último como
escritor y no como filósofo. Gombrowicz enhebra a estos 6 filósofos
con el hilo de la<i> reducción del pensamiento. </i>Es decir,
desanda el camino que, según él entiende, ha recorrido el
pensamiento occidental-centroeuropeo <span lang="es-AR">a lo largo de
estos pensadores</span>. <span lang="es-AR">L</span>a forma de
hacerlo no es otra que con una <span lang="es-AR">especie de </span>obra
de teatro. <span lang="es-AR">Aclaremos que é</span>l no escribe una
obra de teatro, sino que él mismo actúa un curso de filosofía, que
consta de seis horas (y cuarto) distribuidas a lo largo de un mes
(inevitable margen, debido a su trágico final). Gombrowicz actúa
para su mujer y su colega escritor un curso, y ellos toman nota de su
interpretación para luego reordenar estos apuntes en un libro
<span lang="es-AR">(“Cours de philosophie en six heures un quart”)</span>.
Esta obra tiene como personaje principal al escritor polaco, que <i>hace
de</i> profesor de filosofía dando su curso basado en 6 filósofos:
Kant, Schopenhauer, Hegel, Sartre, Heidegger y Marx (y, como ya
dijimos, una breve aparición del <i>escritor </i>Nietzsche sobre el
final); <span lang="es-AR">y enseña a partir de una parodia de sí
mismo.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El profesor de filosofía <span lang="es-AR">de la Universidad
Nacional de La Plata (Buenos Aires, Argentina) </span>Carlos
Pettoruti, parafrasea en su libro „Seis filósofos en busca de un
lector“ (ed. Lerner, Buenos Aires, Argentina) al dramaturgo
italiano Luigi Pirandello. Y, tal cual su título expresa, nos lleva,
a lo largo de su libro, por un viaje filosófico, de<span lang="es-AR">sde</span>
la <span lang="es-AR">antigua </span>Grecia hasta la Universidad
Nacional de La Plata, Argentina, apoyándose en 6 pilares
filosóficos: Sócrates, Santo Tomás, Kant, Kelsen, Radbruch y
Cossio. En este segundo caso, tenemos a un profesor de filosofía
que, haciéndose de un argumento teatral, nos <i>enseña </i>los
fundamentos filosóficos del derecho jurídico mediante 6 filósofos
(tal como hiciera Gombrowicz) y los „puentes históricos“ con
menciones a otros filósofos. Ambos filósofos-pedagogos utilizan un
medio de expresión como el teatro, para entreverar el contenido con
la forma, <span lang="es-AR">logrando así,</span> que la lectura de
estos libros se desand<span lang="es-AR">e</span> rápidamente y en
forma entretenida. El tedio, que ha sido por los <span lang="es-AR">años</span>
de los <span lang="es-AR">años</span> el peor enemigo de<span lang="es-AR">l
estudio</span> de la filosofía, se ve superado en estos dos
intrépidos escritores y su<span lang="es-AR">s</span> <span lang="es-AR">métodos
de enseñanza. </span>Pirandello, en una empresa similar, no <span lang="es-AR">enseña</span>
pero desata en su obra de teatro „Seis personajes en busca de un
a<span lang="es-AR">utor</span>“ la bandada de preguntas
existenciales que <span lang="es-AR">el Prof.</span> Pettoruti y
Gombrowicz supieron sintetizar o reducir <span lang="es-AR">en sus
respectivas obras</span>.
</div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Esta breve triple <span lang="es-AR">reseña</span> que aquí
comparto, echa luz sobre un hecho que poco se toma en cuenta <span lang="es-AR">al
formar parte de un público</span> (no sólo en los ciruclos
artísticos, sino a un nivel más amplio de la sociedad: un público
espectador <i>en</i> <i>general</i>), y es que una de <span lang="es-AR">las
funciones de la obra artística (sea literario, musical, plástica,
etc...) </span>es la de expresar ideas, pensamientos <span lang="es-AR">o
sentimientos</span> por medio de una reducción y desarrollo que
permit<span lang="es-AR">a</span> entregar en oídos, ojos, <span lang="es-AR">y</span>
alma del espectador, un contenido moldeado, torneado y elaborado no
sólo para su entendimiento, sino también para su <span lang="es-AR">aprehensión</span>.
Esta última posibilidad es la que abre las puertas del más profundo
de los sótanos del arte, la <span lang="es-AR">aprehensión</span>
de una obra. No el entendimiento del arte, sino la percepción del
arte y su contenido: un sonido, un gesto, una historia, una idea, un
sentimiento, un color, una textura, etc... Como la filosofía
requiere de un entendimiento, ya que este es uno de sus objetivos: <span lang="es-AR">no
sólo preguntarse, sino también responderse para preguntarse
nuevamente</span>. La obra de Pirandello devino en nuevas versiones,
reducciones de su contenido filosófico. La pedagogía se entrometió
con un renovado estilo: generando conocimiento entre profesor y
receptor, esquivando a los dinosaurios que de tanto en tanto se
fosilizan en sus cargos lodazales, vomitando su saber caduco y sus
formas arcaicas. Es aquí donde, nuevamente, Pettoruti y Gombrowicz
sobresalen como pedagogos de la filosofía<span lang="es-AR"> o, para
un servidor,</span> <span lang="es-AR">dos </span>artistas de la
pedag<span lang="es-AR">ogía. Sus trabajos, respectivamente, son un
llamado de atención, no para los jóvenes pedagogos (quienes
aprenderán seguramente de estos dos maestros indirectos), sino para
los renombrados profesores, escritores o divulgadores de saber, que
se atan de las loas que el pasado les cantó y no son más que viejos
roperos, repletos de mandamientos, metodos en desuso y varios trajes
de fajina apolillados.</span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-77807911514668227752015-01-27T12:42:00.002-08:002015-01-27T12:42:15.060-08:00El espejismo<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<i>El
caso del </i><span lang="es-AR"><i>joven</i></span><i> Müller en su
clase de piano, nos revela el peligro que el espejísmo educativo
alemán encierra: Una creciente, nueva y mejorada división de
clases. </i><span lang="es-AR"><i>Una mirada hacia afuera, sólo en
pos de reivindicar lo propio.</i></span></div>
<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Aunque
fueron sucesivos los casos, tal vez por no estar todavía imbuido en
los temas de actualidad local, creí que se trataba de una
estratagema de algunos estudiantes para sobrellevar su falta de ganas
de aprender música. Luego, con el paso del tiempo y con la aparición
de nuevos casos, comencé a sospechar que algo sucedía con los
alumnos de piano de la <span lang="es-AR">pequeña</span> escuela de
música<i> Musik Atelié</i> de Bad <span lang="es-AR">Bramstedt.</span>
El ejemplo que más me llamó la atención, fue el del joven Müller,
que de ser un alumno lleno de curiosidad y energía, pasó a ser un
hombre de 40 <span lang="es-AR">años</span> encerrado en el cuerpo
de un <span lang="es-AR">niño</span>, que no hacía más que hablar
de cómo el <span lang="es-AR">estrés</span> l<span lang="es-AR">o</span>
aquejaba. La escuela había pasado a ser para él, un trabajo sin
remuneración y obligatorio, que marcaría el resto de su complicada
vida.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Estas
ahora fundadas sospechas terminaron de confirmarse cuando los rumbos
de la pedagogía me llevaron a impartir clases de composición en un
colegio secundario alemán, más <span lang="es-AR">precisamente</span>
en el último grado de un colegio de tipo <i>Gymnasium</i>, llamado
<span lang="es-AR">Katharineum.</span> Aclaro esto último, porque es
aquí donde radica <i>quid</i> de la cuestión, ya que en Alemania
los colegios secundarios, a partir del 4 grado, reparten a sus
alumnos en diferentes instituciones, dependiendo del promedio de cada
alumno. Es decir que los alumnos con mejor promedio, <span lang="es-AR">continúan</span>
sus estudios en un <i>Gymnasium</i>, que les permitirá luego,
llegado su egreso, recibir el tan anhelado <i>Abitur</i> (un tipo de
título secundario, el „mejor“) y con este, la posibilidad de
estudiar cualquier carrera universitaria que se propongan. Luego, en
un sugerido <span lang="es-AR">escalón</span> inferior, se encuentra
la <i>Realschule</i>, a la cual asisten también alumnos con un
promedio alto (no tan alto como los de <i>Gymnasium</i>), y brinda a
los estudiantes un título secundario medio, que los avala para
estudiar muchas carreras universitarias (no todas) y realizar
cualquier tipo de terciario. Por último, nos topamos con la
<i>Hauptschule</i> o <i>el infierno</i>. Este tipo de escuela es el
que recibe a todo aquel que no tiene un promedio apto para el
<i>Gymnasium</i> o la <i>Realschule</i>. Quienes recaen en esta
institución, tienen al final de sus estudios un título secundario
de cotillón, que los avala para estudiar algunos terciarios (los
llamados <i>Ausbildung</i>). Por ejemplo: Quien no alcanza a estudiar
en un <i>Gymnassium</i>, no se le permite estudiar medicina, y a
quien recae en una <i>Houptschule</i>, no se le permite <span lang="es-AR">estudiar
ni medicina ni </span>derecho.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Las
mentes alienadas del <i>Gymnasium</i> en el que di clases, sufrían
de altísimos niveles de <span lang="es-AR">estrés.</span> Estos
estudiantes, de entre 16 y 17 <span lang="es-AR">años</span>,
llevaban una vida de persona <span lang="es-AR">avejentada</span>,
atareada y responsable. Esta <span lang="es-AR">v</span>ejación a su
juventud se manifestaba muy claramente a la hora de interactuar con
el arte (en este caso con la música), ya que, debido a que para
estudiar música en Alemania no se necesita un <i>Abitur</i><i><b>,
</b></i>la
clase de arte no significaba para estos chicos, <i>a
priori</i>,
mas que una pérdida de tiempo, valioso e imprescindible tiempo.
Pasado el primer mes de clases, los estudiantes notaron que tal como
a otras materias, <span lang="es-AR">a
</span>la
música puede tratarse<span lang="es-AR">la</span>
con compromiso, y algo que les resultó aún más <span lang="es-AR">extraño</span>,
fue que ese compromiso no se funda necesariamente <span lang="es-AR">en
</span>las
presiones <span lang="es-AR">y</span>
los plazos, sino en la necesidad de expresarse (cosa que a estos
estudiantes les vino <i>al
pelo</i>).
Las ráfagas de <span lang="es-AR">expresión</span>
(ya que aveces eran raudas y excesivas) se manifestaban de diversas
maneras: Con cierto goce al escuchar la propia producción musical,
con lamentos por no poder ejecutar un instrumento „correctamente“,
con compromiso por lo propio (sus <span lang="es-AR">composiciones</span>),
o <span lang="es-AR">sencillamente</span>
con violentos golpes a instrumentos de percusión (estas últimas
expresiones, más cercanas a una suerte de <span lang="es-AR">catarsis</span>
por parte de los alumnos más <span lang="es-AR">problemáticos</span>).</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El
<span lang="es-AR">pequeño</span>
Müller fue quien me lo contó todo. Su versión infantil fue la más
clara de todas las versiones que escuché (por parte de profesores,
estudiantes, alumnos, colegas, etc...). Él, con su cara redonda y de
cachetes <span lang="es-AR">rojizos</span>,
cubierta por un marcado flequillo <i>a
la </i>Carlitos
Balá, me contó desde su punto de vista, el pesar con el que
atravesó las pruebas escolares que, según él, definirían su
futuro. Un <span lang="es-AR">niño</span>
de 10 <span lang="es-AR">años</span>
me hablaba de juntar castanas, jugar a la pelota, molestar a su
hermano, y al mismo tiempo de su <span lang="es-AR">e</span>str<span lang="es-AR">és</span>,
su futuro y su <span lang="es-AR">profesión</span>.
Una <span lang="es-AR">in</span>salu<span lang="es-AR">bre</span>
mezcla de temas, que poco y nada tenían que ver con los acordes de
„La marcha imperial“ de Darth <span lang="es-AR">V</span>ader,
el bajo de „Mision imposible“, o la melodía de „La pantera
rosa“.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El <span lang="es-AR">espejismo</span> de la educación puede ser
muy atractivo por estos lares. Puede llamar la atención de los más
percatados, y llevarlos a pensar que, por tratarse de un modelo bien
financiado, de infraestructuras de primer nivel, en un país de
calles limpias y trenes puntuales; se tratara de una excelente
formación escolar con vista a un futuro prometedor, cuando en
realidad, no se trata más que de una <span lang="es-AR">a</span>ceitada
máquina que promueve una estratificación intelectual de la
sociedad, en la cual la salud psíquica y espiritual de los <span lang="es-AR">niños</span>,
no vale más que su futuro profesional. A los 10 <span lang="es-AR">años</span>,
muchísimos <span lang="es-AR">niños</span> alemanes (y extranjeros
en escuelas alemanas) pasan por una de sus primeras grandes <span lang="es-AR">crisis</span>
y contraen en este pasaje de sus vidas, la enfermedad que hoy es una
epidemia a nivel <span lang="es-AR">mundial,</span> y para la cual no
se ha encontrado cura alguna: <span lang="es-AR">E</span>l <span lang="es-AR">estrés</span>.</div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Por medio de este engranaje de frustraciones y orgullos
artificiales, este sistema educativo pretende una marcada <span lang="es-AR">división</span>
de clases: Quienes pueden pensar, distintos de quienes no. Esto
transforma a Alemania en un país donde todos tienen iguales
posibilidades <span lang="es-AR">económicas</span> de ser <span lang="es-AR">y
hacer</span> <span lang="es-AR">(</span>dentro de lo que el sistema
educativo ha <span lang="es-AR">decidido</span> para <span lang="es-AR">cada
uno de </span>ellos<span lang="es-AR">) quienes quieran y lo que
quieran.</span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-20602275179310401442014-12-15T15:05:00.000-08:002014-12-15T15:05:02.081-08:00Aprendices, Compañeros y Maestros<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<b style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 150%;">1°
parte</b></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><i><b> </b></i></span></div>
<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><i><b>Logias
por doquier, desde la ciudad de las diagonales hasta la ciudad de las
iglesias medievales. En el 2014 la antigua hermandad de
librepensadores masones sostiene su discreción y enciende la
curiosidad en algunas almas creativas.</b></i></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Me encuentro en la contradictoria
situación de escribir (y escribiendo divulgar) sobre una serie de
situaciones que comencé a vivir hace unas semanas, relacionadas a
una organización con fuertes fundamentos en la discreción. Esta
característica es la que me contraria hoy en día cuando intento
desarrollar de la forma más clara y detallada posible, los
escenarios y sucesos con los que la mera curiosidad me ha encontrado.
</span>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> El cuento empezaría con una tarde
lluviosa, en una ciudad relativamente grande, pero con alma de
pueblo. Donde cada fachada tiene una historia y la simbología se
hace presente en cada edificio y cada monumento. Una ciudad de calles
adoquinadas y que, pese a la lluvia, exhibe orgullosa un verde
follaje que resalta del fondo grisáceo que la lluvia remarca. Esta
historia comienza en esta locación que, pese a las coincidencias, no
se trata de la ciudad de La Plata (Argentina), sino de la ciudad de
Lübeck (Alemania).</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Una tarde de lluvia, en la norteña
ciudad de Lübeck, se alzaba imponente frente a mi una robusta puerta
de madera, sin adorno alguno, abrazada por un edificio gris de
piedra, que parecía comprender no sólo el número 2 de la coqueta
calle St. Annen, sino también extenderse hasta la esquina, y una vez
allí, unos metros más hacia la derecha. El edificio tenía unos 3
pisos de altura, con una fachada antigua y marcial, y sobre su
entrada se leía en grandes letras metálicas: “Freimaurerloge”
(Logia de la Libre Masonería).</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Allí me encontraba yo, frente a
esa puerta cerrada (nunca ví una puerta más cerrada). Toqué
timbre, esperé. Nadie atendió. Volví a tocar timbre y esta vez
saludé a la cámara del portero eléctrico, creyendo que tal vez
alguien del otro lado me estaría observando y podría tomar con
gracia tal gesto, pero nada. Continué esperando, y dando por sentado
que nadie me iba a atender, decidí marcharme, y cuando me disponía
a hacerlo, escuché una voz lejana que trataba de llamar la atención
de alguien: -¡Hola! ¡Oiga!. Miré por sobre mi hombro y vi a un
hombre de traje portando un paraguas, que llevaba de la mano a una
anciana. Ambos caminaban bajo la lluvia y se alejan cada vez más.
Giré, y al verme el hombre, volvió a gritar, en alemán y bajo el
ruido de la lluvia, por lo cual a duras penas pude entender lo que
decía (además, todavía no estaba seguro de que me hablara a mi),
pero creí entender algo como <i>“¡Oiga, ya voy!”</i>. El hombre
se alejó lentamente con su viejita, entonces descarté que se
hubiera dirigido a mi.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Bajé los escalones de la entrada y
me dirigí a la esquina, creyendo que podría ser otra la entrada
principal del edifício. Recorrí todo el frente y no encontré nada,
y ya cuando la lluvia me había molestado lo suficiente como para
irme a casa, ví que el hombre que hacía una rato estaba gritando
desde la otra cuadra, se acercaba y sacaba una llave de su bolsillo.
Efectivamente, me había gritado a mi y, efectivamente, volvía él
despues de un rato. Lo intercepté cuando estaba abriendo esa puerta
(la cual creí nunca se abriría). El hombre me pareció algo
sorprendido e incómodo cuando lo saludé, como quien creyendo estar
solo, es sorprendido por un testigo. Esta actitud me llamó la
atención y vacilé unos segundos antes de dirigirme a él. Pasada la
sutil tensión que este instante generó, extendí mi mano para
estrechar la suya y me presenté: -Buen día, me llamo Pettoruti-.
El hombre me examinó por un momento y complementó mi saludo
apretando mi mano y plegando su paraguas, simulando ningún apuro.
Luego me dijo: -Ah, Pettoruti, Italiano, sí, lo estábamos
esperando-.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Aquí no termina la historia. Pero
aquí termina esta parte de la historia, en este texto. El secreto, o
la omisión, son dos de las bases de lo que hoy se conoce como la
libre masonería. No hablamos de oscurantismo, donde hay una
intensión expresa por ocultar, sino del secreto. A esta logia tiene
acceso (aunque sea informativo) cualquier persona que se interese en
la misma. Su bajo perfil y sencillez, permiten que esta organización
mantenga, a lo largo de siglos, su estructura intacta, y (no tan
intactas) sus ideas fundacionales.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Cuántos de ustedes, estimados
lectores, saben de qué se trata la masonería, y aún conociéndola,
cuántos de nosotros sabemos a qué se dedican estas logias, cuáles
son su actividades, o si realmente existen en forma activa. Más allá
de estas preguntas y sin desmereser a quien se tome el trabajo de
investigar al respecto, este humilde escritor cree que el legado más
importante de la libre masonería en el siglo 21 ha sido, y es, la
intriga, el secreto, y la hermandad. Estas tres palabras que encajan
perfectamente en el preconcepto que uno tiene sobre la libre
masonería. La intriga, como combustible de la creatividad, ya que
aveces el crear es una necesidad, una necesidad fundada, en algunos
casos, en la intriga. El secreto, que promueve la virtud de quien lo
guarda y de quien recorre el camino para conocerlo. Y la hermandad,
que remite a la unión, a la consideración y tolerancia entre los
<i>aprendices</i>, <i>compañeros </i>y <i>maestros</i>.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Claro, no son organizaciones que
necesariamente promueban el desarrollo social desde la inclusión (de
vital importancia en la actualidad). Pero es que nos referimos a una
práctica que se remonta cientos de años en el pasado, y que ha
pecado de anacrónica. El bien que la libre masonería nos deja hoy
en día, es un bien creativo. Da rienda suelta a la imaginación,
genera escenarios sombríos y laberínticos, en los cuales la intriga
todo lo cubre. Material literario, programático-musical, artístico.
Una acertijo interminable de pistas y falsos pasadizos, que llevan a
la creación de nuevos relatos, nuevas historias.</span></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Esta ciudad del norte de Alemania,
tiene un espíritu parecido al de mi ciudad natal: La Plata, que fue
fundada y enarbolada por masones. La simbología masónica se
extiende a lo largo y a lo ancho de la ciudad antigua de Lübeck, así
como sobre el casco urbano de la ciudad de las diagonales (tal vez
esta última aun con más peso simbólico). La intriga es, en este
caso, un lazo invisible entre estas dos ciudades, un lazo invisible e
irrompible. Un vínculo de historias de misterio, que un alma curiosa
recuerda con nostalgia. Un alma que, tal vez, haya comenzado el
camino del <i>Aprendiz.</i></span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-27276872395231175642014-11-25T14:08:00.003-08:002014-11-25T14:08:39.400-08:00Abandonar a un personaje<div align="CENTER" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="CENTER" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span style="font-size: 13pt;"><b>La
literatura puede escapar de Ulises y de Virgilio, a partir de la
reencarnación de personajes abandonados, olvidados por sus autores.</b></span></span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span style="font-size: 13pt;"> Es
cierto que la literatura universal abunda en recurencias, no sólo en
lo que a la dramaturgia de sus historias respecta, sino también a
sus personajes. Algunos de ellos, emblemas de la literatura, se
pasean con diferentes nombres por infinita cantidad de libros de
ficción.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span style="font-size: 13pt;"> Existen
también grandes cantidades de personajes secundarios abandonados por
sus autores. Personajes que sólo viven para ser olvidados. Son la
parte no interesante de la vida de ciertos personajes principales, de
los cuales se conoce en las novelas, todo sobre sus vidas, y es, en
una pequeña porción de estas vidas, en la que los personajes
abandonados a su vez viven.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span style="font-size: 13pt;"> En
la colección “Dublineses” de James Joyce, en el relato
“Eveline”, se cuenta la vida adolecente de una mujer proveniente
de los barrios bajos de Dublin, que por obedecer a un fuerte mandato
familiar impuesto por su padre, deja a su enamorado Frank, cuando
decide no acompañarlo a este en su búsqueda de nuevos horizontes en
Buenos Aires, Argentina. Entonces Frank aborda el barco y zarpa hacia
América, y desaparece rápidamente de la vida de Eveline, y por lo
tanto del texto. Joyce abandona a Frank, lo libra a su suerte. Y pasa
a ser tarea del personaje ser tomado por otro autor, alguien que esté
dispuesto a revelar tanto su porvenir, como su pasado (del cual ni
una pista tenemos). La tarea de Frank pasa a ser (como dice
Pirandello) un drama en si mismo. Es decir, su empresa es su
historia. Historia que fue tomada prestada por mí (por ejemplo),
para escribir el relato “Eveline”, que trata, ni más ni menos,
de este abandonado personaje. He alojado a Frank (proviene de Joyce,
claro) en mis letras, y le otorgué un presente (quizás no tan
felís) y, aun más importante, un pasado. Escribí su historia. Este
humilde e hipócrita acto solidario de mi parte, en nada se compara
con los dos casos que a continuación desenredaremos.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span style="font-size: 13pt;"> Un
conocido caso de <i>adopción de personajes</i>,
es el que se manifiesta en el cuento de Borges “El fin”. Para el
cual Borges recicla al gaucho Recabarren, quien fuera el dueño de la
pulpería en la cual el Martín Fierro se bate a duelo con el Moreno.
Este gaucho es quien presencia el duelo y quien rememora, a partir
del duelo de Fierro, otro duelo, el que marcó su vida. Es decir:
Borges adopta a Recabarren, hace lo propio de un autor al darle marco
a su drama, pero no reniega de la génesis de este personaje, de la
autoría de Hernández, y cuenta, en definitiva, lo que Hernández
contó. En fin, la razón por la cual Recabarren existe.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span style="font-size: 13pt;"> El
segundo de los casos de abandono de personajes es, tal vez, el más
paradigmático. Pirandello, en su obra “Seis personajes en busca de
un autor”, trata la problemática de los personajes abandonados en
todo su esplendor, el tema de la obra es la implacable búsqueda de
estos personajes, que saben, necesitan un autor que firme con su
nombre y les brinde una razón de ser. Estos personajes son (existen)
sin razón alguna (aunque no todos ellos sean concientes de esto). En
este caso no se trata de personajes secundarios, sino poco
interesantes, según Pirandello (quien, paradójicamente, le asigna
roles principales a todos ellos en la obra en cuestión). Este último
ejemplo tiene la particularidad de que el autor genera su propia
energía, se cita a si mismo. Crea personajes para luego
abandonarlos, y hacer una obra de teatro sobre ellos y su pesar (el
drama de existir sin sentido).</span></span></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" lang="es-AR" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"><span style="font-size: 13pt;"> Quizá
derrape sobre el final, tomaré el riesgo. Pareciera hallarse, en los
personajes olvidados, el resquicio de originalidad que, pese a
conformarse de materiales preconcebidos, comprendería a las nuevas
<i>psicologías literarias</i>,
ya que son estos personajes, quienes cuentan con el deseo y la
voluntad de trascender. Los personajes abandonados podrán ser en las
nuevas escrituras, los Ulises y Virgilios de la interminable
antigüedad.</span></span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-18098737083766091622014-10-15T13:03:00.003-07:002014-12-03T12:29:54.464-08:00Palabras difíciles, como suicidio (Schwierige Wörter, wie Selbstmord)<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Entiendo que hay palabras que
conllevan emociones, y me parece que <i>suicidio</i>
es una de ellas. Esta palabra encierra también una contradicción,
no en su significado (el cual parece quedar en cada situación más
que claro), sino una discrepancia entre el suicida y el mundo que lo
rodea. Y para poder aclarar esto desde un principio, vamos a
retrogradar nuestra cosmovisión, y diremos que la discrepancia se
genera en el mundo circundante al suicida, que pasa a ser el centro,
entonces, el suicida es los que al centro circunda. El suicidio es
contado por quien no lo practica. </span>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Sin entrar en detalles filosóficos
al respecto, nos concentraremos en tres interesantes casos en los
cuales el suicido es utilizado como giro dramático. Tres ejemplos,
de los cuales uno vuelve a rotar el eje de percepción, es decir,
vuelve a poner al practicante en el medio del universo, y a los
duelistas en la periferia.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Thomas
Mann pareciera tomar argumentos orientales sobre el suicidio al dar a
su personaje Neptha la posibilidad de un final honrado. Ante la
proximidad de una inevitable catástrofe, y el desmoronamiento de sus
más profundo credos (religiosos y filosóficos), sobre el final de
la eterna discusión con su contratema dialéctico, Setembrini, ya
cuando la discusión ha llegado a sus límites reales,
transformándose en un duelo, allí decide el escritor Mann darle a
Neptha una segunda opción. Una salida, en definitiva, que a mi como
lector me sorprendió, pero que justo después de la sorpresa entendí
rápidamente. Este propicio escenario que Mann le <i>entrega
en bandeja</i> a Nephta, no es más
que lo que el personaje de Neptha le estaba pidiendo hacía ya tiempo
al escritor: un final honrado, para un hombre que ha perdido la fe.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> En el caso anterior es el escritor
que concede la solución al personaje y que percibe lo que el
personaje necesita o demanda, el centro; y es el personaje (personaje
secundario del libro, vale la pena aclarar) lo que rodea a la
historia, con una breve mención del tema. Kafka trata de otra forma
al <i>centro</i> y a la <i>periferia</i>. En su relato “Descripción
de una lucha” dos personajes (y sólo dos) protagonizan una
caminata por la ciudad, en la noche, luego de una reunión o fiesta,
en la que han ingerido bastante alcohol. Buscan, con el fresco de la
noche, salvarse de una posible resaca matutina. Lo interesante del
relato está en la relación de estos dos individuos, quienes hasta
esa noche nunca se habían visto, y, conforme avanzan en la caminata,
charlan y se van conociendo. Sin importar de qué va el relato,
quiero hacer hincapié en una escena. Hacia el final, después de
toda una noche juntos, contándose todo (aunque uno de los personajes
poco escucha y crea su propia historia imaginaria, ayudado por su
inspiradora borrachera) uno de estos personajes (el más joven) opta
por quitarse la vida, sin más.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Sin
dar pista alguna en todo el relato, el joven personaje corta sus
venas con un cuchillo, y quien lo acompaña (una suerte de personaje
principal) no tiene más remedio que acompañarlo en su desceso.
Kafka nos muestra en este relato cómo es que quien más tarde
presenciará un suicidio, vive los sucesos previos al hecho. Este
hombre escucha durante todo el paseo como su joven compañero le
habla de esto y aquello, pero, al no tener ni la más mínima
sospecha de sus futuras intenciones, el personaje principal elabora
una fantasía que recubre gran parte del relato (y hasta toma las
riendas del mismo) no para desoír a su acompañante, sino para
soportarlo.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Este es un relato sobre quien
presencia un suicidio, sobre quien sobrevive al hecho para luego
contarlo, o, simplemente vivirlo, y que nosotros, lectores
asombrados, podamos presenciar también el hecho, no como periferia
sino encarnando la piel del centro, la visión del duelo.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Hasta el momento hemos tenido dos
posturas diferentes sobre el suicidio presenciado, no sólo en cuanto
a su punto de vista, sino también sus fundamentos: Thomas Mann más
cercano a una ideología oriental, y Kafka con una postura más
occidental (centroeruopea). Ambos casos son protagonizados por más
de un personaje, y esto es lo que nos interesa, la necesidad de un
otro para ejercer el suicidio.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Yasunari Kawabata propone en “La
casa de las bellas durmientes” un caso que tal vez aune los
argumentos oriental y occidental sobre el tema en cuestión. La
misteriosa muerte de la acompañante nos abre un abanico de
posibilidades que Kawabata cierra de un plumazo en pocos párrafos.
Nos muestra un dulce que nunca probaremos. Procede de esta manera
porque no quiere extenderse en el misterio del fallecimiento, no
busca un asesino, ni una coartada, ni un motivo. No busca motivo
alguno, porque no hay asesino, sino suicida, y es éste último quien
guarda el motivo de la muerte: su orgullo, o un sufrimiento
irremediable.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> Sea el motivo occidental u
oriental, lo que aquí interesa a este texto, es la necesidad,
nuevamente, de un otro en la escena del suicidio. Aquí se abren dos
líneas de análisis: la primera, la trascendencia. Quien decide
terminar con su vida, ha optado por resguardar su existencia, ¿de
qué manera? Permaneciendo en el relato de un <i>otro</i> testigo. La
existencia de quien se ha ido trasciende en la vida de otros, y
existe (valga la redundancia) el tiempo que el duelo de quien ha
presenciado la muerte lo permita.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> El segundo análisis sería el
siguiente: tal como uno requiere de un <i>otro</i> para ser (ser en
sí mismo y en cuanto a los demás), una persona presisa de un<i>
otro</i> que constate que el ser que elige dejar de ser, en efecto,
ha dejado de serlo. El suicida necesita un testigo de su muerte, para
ratificar que la misma ha llegado, ya que una vez <i>ido </i>ya no
puede el difunto dejar de existir. Alguien más tiene que tomarse el
trabajo de reconocerlo como muerto, y luego, inexistente.</span></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri, sans-serif;"> En definitiva, algunas reflexiones
sobre el suicidio literario.</span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-89093228991402265262014-10-03T13:05:00.002-07:002014-10-03T13:05:14.600-07:00Las lecciones para el mundo<div align="CENTER" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"><span style="font-size: small;"><i>Argentina, los
holdout, y Sartre hasta en la sopa. Aceptar la libertad del otro es
el primer paso para librarnos de la desinformación:“Estamos
sometidos a la mirada del otro”</i></span></span></div>
<div align="CENTER" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"><span style="font-size: small;"> <b>“Las
lecciones para el mundo” es el subtítulo que el periodista Thomas
Fischermann utiliza para su artículo en el diario Zeit, de Alemania,
haciendo alusión a la importante lección que las naciones
endeudadas deberían aprender. Este artículo, que ocupa casi una
página de la sección de política de este diario de gran tirada, se
centra sobre, y describe, un desfigurado panorama de la situación
del estado Argentino y los Holdouts (así se los nombra en este
artículo a los Fondos Buitre).</b></span></span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> Un débil oleaje
llega a las costas teutonas. Cada tanto se lee en algún diario
alemán de importante tirada, un artículo sobre economía y/o
política, referido a la disputa entre el estado argentino y los
fondos buitre (llamados, en estos artículos, holdouts). Estas
esporádicas referencias suelen estar plagadas de agentes
desinformantes.</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> Lo más
importante en la compleja tarea de desinformación, es encontrar una
linda tela para cubrir el tema a desinformar. Las falacias serían
sólo el decorado de esta tela, son fáciles de encontrar, se las
puede criticar y desestimar sin mayores problemas. Pero, cuando el
desinformador es realmente astuto, pondrá al alcance del lector
crítico todas las falsas pistas que sean necesarias, llenará su
argumento de falsedades, para que el lector recorra el camino de la
crítica (gustoso de poder hacerlo satisfactoriamente) y se
desentienda del tema que realmente se esta encubriendo.</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> Fischermann teje
en su artículo, una fina red condescendiente con el lector de turno.
Si el lector ha tomado una posición al respecto (puede que ni le
interese el tema), cualquiera sea su postura, el artículo se encarga
de ensalzar su lectura. Para quienes defienden férreamente a quien
“puso el dinero, y no se lo devuelven”, se refiere Fischerman a
los fondos buitre como holdouts, habla de porcentajes, deudores e
intereses; y omite, a su vez, la legalidad o ilegalidad de lo
anteriormente enumerado, los orígenes de la deuda, la integridad de
los intereses y de los interesados.</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> Por otra parte,
si el lector ha tomado posición por el estado argentino, el
periodista alemán tiene también una batería de elogios: se refiere
al ministro de economía argentino como “el político más
peligroso de América Latina” (en un claro tono positivo),
construye argumentos a favor y en contra de las deudas externas
(siendo ambos, los pro-argumentos y contra-argumentos, siempre a
favor), y se apiada de las débiles estructuras económicas, propias
de los países endeudados, para los cuales aventura una solución: no
deberían endeudarse en primera instancia. Sin mencionar, en ningún
momento, que las naciones endeudadas son muchas (potencias incluso),
pero no todas pueden costear su crisis.</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> En esta empresa
de complacer a todo lector que si quiera se acerque a esta nota, el
periodista alemán Thomas Fischermann ha escrito una artículo
desinformativo plagado de falsas direcciones, cumpliendo su fín
último: conducir al lector crítico hacia pantanos de falacias y
argumentos sin sentido.</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"><span lang="es-ES"> En
el artículo del diario Zeit, jamás se nombra la crisis de soberanía
que sufren los países endeudados, o la génesis fraudulenta de estas
deudas. Se parte de la base </span><span lang="es-ES"><i>(a
priori)</i></span><span lang="es-ES">
de que los países se endeudan, porque sus economías están </span><span lang="es-ES"><i>flojas</i></span><span lang="es-ES">
(cuando la premisa podría ser: estas economías son débiles, porque
pasan décadas y décadas endeudadas). Y tampoco se tiene en cuenta,
por suspuesto, el aspecto jurídico, no menor, ya que en caso de
Argentina, esta disputa de soberanía (porque es eso lo que se
dirimen las partes) pretende resolverse por medio de</span><span style="color: #444444;"><span lang="es-ES">
</span></span><span style="color: black;"><span lang="es-ES">“</span></span><span style="color: black;">un
gris juez de distrito de Nueva York (EEUU), totalmente ideologizado y
alejado de los criterios de razonabilidad que siempre caracterizaron
los fallos del sistema del "common law".“</span><span style="color: black;">
</span>(cito, según mi asesor jurídico personal).</span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"><span style="font-size: small;"><span lang="es-ES"> Gombrowicz
nos cuenta sobre Sartre, y dice: „La mirada del otro es contraria a
nuestra libertad, nos define. Pero solamente al reconocer la libertad
del otro me libero de su mirada“. Para cada escritor francés,
debería haber un escritor polaco que lo interpretace. Esta frase
sintetiza la profundidad </span><span lang="es-ES"><i>sartriana</i></span><span lang="es-ES">
y la terrenalidad </span><span lang="es-ES"><i>gombrowicziana</i></span><span lang="es-ES">
(</span><span lang="es-ES"><i>gombrowicziana</i></span><span lang="es-ES">,
que palabra fea).</span></span></span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> Cuando el diario
Zeit publica esta nota, avala el proceso de desinformación, y juega
a favor de los capitales feroces que pretenden vivir en una burbuja
de especulaciones, sin reparar (si quiera pensar) en los problemas de
la realidad, esos que azotan a las naciones endeudadas, a sus
pueblos.</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> Esta claro que
“la mirada del otro es contraria a nuestra libertad”, ya que
pretende definirnos. Y es cierto que sólo reconociendo la libertad
del otro (es decir su decisión de definirnos), podemos liberarnos de
su mirada. En este texto reconozco la mirada ajena, y, en tanto la
reconozco, entiendo cómo es que pretende este diario alemán
definirme como argentino: deudor, incapaz, inmutable, y, ¿peligroso?</span></div>
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> Esta bien. “No
se preocupe Pettoruti” (podrían decirme), “que, si bien este
periodista publicado en este diario piensan esto sobre nosotros y
sobre nuestro conflicto, más importante es lo que uno decida, lo que
el estado argentino logre o no logre en este caso, luego, <i>los de
afuera son de palo.” </i>No me convence, me quedo con las palabras
de Sartre habladas por Gombrowicz, leídas por mi.</span></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" lang="es-ES" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Calibri Light, sans-serif;"> Este oleaje
desinformativo es sólo (y nada más ni menos, a su vez) una de las
tantas <i>miradas de los otros </i>de las cuales sabremos liberarnos
y citar, cuando sin remedio alguno contra la peste de la realidad, el
diario Zeit publique y titule nuevamente: “Las lecciones para el
mundo”, refiriéndose a un país soberano que logró lo que luego
otros habrán de prolongar, enfrentarse al sin sentido y hacer valer
su soberanía, que no es, ni más ni menos, que la salud y bienestar
de su pueblo.</span></div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-31737972070305976292014-08-30T11:21:00.003-07:002014-08-30T11:34:04.586-07:00Unas palabras sobre “Las palabras” <div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;"><i>Breve reseña sobre la autobiografía de Jean Paul Sartre</i></span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Es evidente que una biografía o
autobiografía, no es una detallada descripción cronológica de los
sucesos más relevantes en la vida de una persona, sino el relato de
las vivencias que han forjado lo esencial del <i>ser</i> de esta
persona, a lo largo de su vida. Estos hechos pueden haber sucedido en
un breve segmento de años, puede que en este tiempo, considere el
biógrafo o auto-biógrafo, su persona haya formado el grueso de sus
valores, miedos, creencias; su personalidad.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Esto me ha quedado claro al leer
“Las palabras”. Una autobiografía que se centra sólo en los
primeros 9 años de vida de la persona. Estos detallados 9 años nos
revelan cada punto de partida de las cualidad del escritor maduro. Él
nos apunta hacia dónde mirar, y nos cuenta cómo es que <i>tal</i> y
<i>cual</i> libro, ha desencadenado <i>tal</i> y <i>cual</i> reacción
en su persona. Los comportamientos descritos en el niño que el
escritor era, no pertenecen a un niño, es decir, no son más que
sentimientos y comportamientos potenciales: ser un tirano, vanidoso,
virtuoso, la soberbia, la comprensión, la tolerancia. Son cualidades
que requieren de una experiencia de vida, que este niño francés, no
tenía a esa edad.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Sartre divide su autobiografía
en dos partes: <i>Leer</i> y <i>Escribir</i>. Los pilares de la
escritura, sus pilares como escritor. Lo que esto pareciera resumir,
es que los dos grandes sucesos en su vida han sido, el aprender a
leer, y su posterior relación con la escritura. Esta última,
articuladora de sus afectos personales, ya que él se sentía
presente, o querido, en tanto escribía (según, valga la
redundancia, escribe en su autobiografía).</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Sartre comprendió al escribir
este libro, que él, como Sartre, el escritor, no pertenecía más a
si mismo, sino a una cultura, la cultura francesa. Sartre pasó a ser
su obra, no sólo un escritor productor de cultura, sino también
parte real de esa cultura. Tanto es así, que “Las palabras”
relata no sólo los primeros años de vida de <i>Sartre persona</i>,
pero los de <i>Sartre escritor</i>, y su entorno: el entorno real
(con sus guerras y gobiernos), y el entorno de fantasía, ese que
hablaba de la realidad a travez del prisma de los Corcorán, Galopin
y Jean de la Hire.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Sin ahondar, y sin pecar de
superficial, he aquí un pequeño complemento musical, que, si bien
no se refiere a un artista coetáneo a Jean Paul, sus influencias
sobre la Francia de Sartre fueron, sin lugar a dudas, reales y
profundas. El lenguaje musical del compositor Claude Debussy, refleja
(una vez más, sin ahondar) una visión cíclica del tiempo, y por
tanto del universo y sus ordenamientos. La repetición y la
recurrencia son dos aspectos fundamentales en su obra, y podríamos
decir también que su sintaxis se basa en estos dos aspectos. “Las
palabras” es un texto escrito a la Debussy. Es recurrente y
repetitivo, y a su vez elocuente. No deja oración sin mensaje, no es
un libro extenso, y cada una de las repeticiones y/o recurrencias que
se leen, encierran una función, sea a modo de referencia del
inexorable paso del tiempo (las cosas que vuelven a suceder en la
vida de una persona), o como reivindicación de ciertos valores (la
fantasía). Este lenguaje musical utilizado en la obra de Debussy,
pareciera ser la forma en que Sartre da ritmo a su libro, a su
autobiografía; dejandonos interpretar que su concepción del tiempo
no sólo es sucesiva, sino también circular (o recurrente, para los
momentos de escepticismo).</span></span></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Y allá arriba, veo en esta
edición del libro en cuestión, la palabra<i> ensayo</i>,
y me pregunto si ha sido Sartre quien decidió rotular su texto como
ensayo. Porque de haber sido así, sería realmente un nivel más
desde el cual este libro debiera ser analizado. Una autobiografía es
un ensayo, una búsqueda en un bazar de ideas, con una tesis final
algo sorprendente. Tanto es así, que el libro termina de un golpe
seco. Termina donde podría continuar, o haber terminado hace un par
de páginas atrás. Es que la respuesta a la incesante indagación de
este escritor, llega como por arte de magia. Aunque él sabe dónde
busca (en los anales de su vida), encontrará que sería inútil
continuar infinitamente contando su vida (la cual no ha terminado al
tiempo que él escribe el libro), ya que lo esencial de lo que hoy él
es, ha quedado irremediablemente en el pasado, tan lejos como su
memoria se lo permite, en sus primeros 9 años de vida. Y nota esto
Sartre, justo en el momento en que comienza a hablar de sus futuros
estudios universitarios, su profesión, su primer acercamiento
consciente a la muerte (el fallecimiento de un amigo). Allí donde el
hombre madura, allí donde se forja el carácter, allí elije Sartre
detenerse, porque ha encontrado lo que buscaba: el momento en que
dejó de ser <i>Sartre persona</i>,
para convertirse en <i>Sartre escritor</i>.</span></span></div>
</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-16940799807099810632014-08-08T12:54:00.002-07:002014-08-08T13:04:07.086-07:00Reseña sobre la obra poética comprendida entre los años 1984 y 1992, del postmodernísimo escritor Javotino Mex<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br /></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Los “Garibaldis a medida”
son, sin lugar a dudas, de los legados más importantes de este
avieso personaje de la poesía argentina. Esta antología, comprende
poemas de entre los años 1984 y 1992, los cuales denotan claramente
un constante progreso y variación, tanto en el uso de la retórica,
como en su prosa y sus versos.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">La temática, sin embargo, de
estas piezas únicas (cada una de ellas lo es), no sufre cambios
significativos. La colección en su totalidad gira en torno al dilema
de la imbricación de la rutina en la vida de un artista. En cada
rincón de la obra analizada, hallamos versos de un alto vuelo
poético, pintados de combinaciones de palabras (aveces en pos de una
metáfora, aveces en pos de una sonoridad) fuertemente ligadas a una
rutina diaria.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">El mayor aporte de Javotino a la
literatura universal, podríamos decir, es la creación de un
meta-lenguaje, distinto del lenguaje tal cual nosotros, inocentes
lectores, lo conocemos. Los juegos son infinitos. Sólo tomando
algunos de sus más célebres poemas, como “Cayendo hacia la
cumbre”, “La hisotria del viejo pitara Gavilán Funes” o “El
meterete indiscreto”, podemos encontrarnos con ciertos usos
extremos de las más populares formas retóricas. A tal punto que el
sentido del contenido de tales textos, llega a pender de un hilo;
pero, aun al borde del acantilado, ya en el atardecer de cada uno de
sus poemas, se revela un final que sosega angustia alguna que el
lector pudiere padecer.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Tenemos, tal vez, en el caso del
pirata Gavilán Funes, uno de los personajes más sintéticos de la
obra de Javotino. Sintético en tanto una comunión entre los juegos
musicales de este poeta, y el meta-lenguaje diario utilizados. Un
hombre que no hace más que abordar, cada día de su semana, cada
semana de su vida (podemos deducir), y que al llegar al domingo, día
omitido en la vorágine rutinaria (¿quizás una crítica al estrés
postmoderno? ¿O tal vez un guiño a una segunda secularización?),
resurge de entre las cenizas del olvido para llevarse puesto al poema
entero, todos sus bellos versos, su ritmo, su <i>fortspinnung</i>
oculto en la sutil puntuación; todo es arrasado por el domingo: “el
día del perdón”, y un remate (un disparo inatajable para el
lector) con el cual este aparente sinsentido, toma las riendas de su
propia existencia y se revela, clarito y desenfadado, como el final
de una historia entera, que es el final de la vida rutinaria.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">La parodia tiene un papel
principal en la prosa javotina, es el común denominador en su obra.
Lo interesante aquí, es la dosificación de esta herramienta. Es que
entre el histérico enojo del “Capuchón sin cría” y el
entramado de versos en el “Vulcano 1”, hay un gran espacio, que
acentúa aun más, los extremos que estos dos poemas representan.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Es, el primero de los Vulcanos,
en donde vemos la parcialidad poética de Mex, esta frontera que todo
artista puede tener cuando su punto de partida, al componer, es su
propia vida. Quizá el asar, el destino, o la suerte, hayan hecho de
“Vulcano 1” un poema de tal envergadura, de tanto peso simbólico,
y versos cargados de emoción. En unas pocas líneas se alcanza a
leer el relato de una historia que no sucedió. Y, a riesgo de
entrometerme, aventuro la siguiente interpretación: en este algo
controversial poema, Javotino logra desenmarañar una historia
futura, un porvenir que, transcurrido el tiempo, toma forma de
pasado, de historia. Lo relatado por Mex en este texto, tuvo lugar
muchos años despues de haber sido escrito. Y, si bien la
coincidencia obra de formas misteriosas, e incontrolables, he aquí,
en mi humilde opinión, un caso más de completa y clara percepción
de la realidad, de preventiva y consciente percepción de la verdad,
por parte del poeta argentino, que supo ver un futuro escrito, y
trató de ordenarlo en versos solos, versos de soledad.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Adivino en el lector un última
pregunta, esa que todos nosotros, sendos lectores javotinos, nos
estamos haciendo hacia el final de esta reseña-homenaje: ¿qué ha
sido de Javotino Mex? ¿Qué ha pasado con este extraño poeta que,
habiendo dejado una corta obra (comprendida toda ella entre los años
1984 y 1992) se ha esfumado de la escena literario (de toda escena),
sin dejar rastro alguno? ¿Qué ha sucedido?</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">No voy a responder a esta
pregunta por dos razones: 1- tuve la suerte de conocer al susodicho
poeta, y nunca me permitiría quebrantar la lealtad que a él he
prometido, y 2- la respuesta a estas preguntas sería sólo un
placebo a la curiosidad pasajera, en el profundo mar en el que
Javotino Mex nos anima a internarnos al leer su obra.</span></span></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Quien tenga el deleite de
experimentar la lectura de estas piezas musico-literarias, recorrerá
parte del camino artístico que, quien suscribe, cree fervientemente,
lleva a esclarecer algunas de las arístas del recurrente dilema
arte-rutina, contra el cual pocos han sabido revelarse.</span></span></div>
<br />
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-family: Bodoni-DTC;"><span style="font-size: medium;">Los “Garibaldi a medida”
están hechos a medida del lector, que encontrará, sino en todos, en
alguno de ellos, un espacio de reflexión, y por qué no, alegría. </span></span>
</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-26831012346709965402014-07-26T05:22:00.000-07:002014-07-26T05:22:02.792-07:00El día después<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<i style="font-size: small; line-height: 150%;"><b>“Pasan
los años, pasan los jugadores...”</b></i></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<i style="font-size: small; line-height: 150%;"><b><br /></b></i></div>
<div style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm; text-align: right;">
<i style="font-size: small; line-height: 150%;"><b><br /></b></i></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: x-small;"><i><b>
</b></i></span>
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Frente
a su clase, el licenciado Airosa había de recordar esa tarde remota
en la que su padre le contó sobre el día más tranquilo de la
historia universal. Es que un alumno lo importunó con una pregunta
de tono cósmico, una de esas preguntas que Airosa prefería
saltearse y continuar, pero algo en él se encendió, algún
dispositivo oculto en su ser, que lo trasladó en una indivisible
fracción de tiempo, a un día <i>tal</i> perdido en su memoria. Ese
día en que su padre le relató una historia que, a su vez, el padre
de su padre, a este le había contado. Una leyenda, o un cuento
tradicional, que se trasladaba de generación en generación.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El
relato databa de miles de años, fechas imposibles de reconstruir,
pero sí de ubicar en algún segmento de la historia. Este suceso
había tenido lugar en lo que hacía 1500 años se hacía llamar
Centroeuropa, en una de sus regiones, a la cual la geografía moderna
había decidido llamar: Teutonia, o Germánia.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El
profesor Airosa bajó nuevamente a su plano conciente y continuó con
la clase, y terminada esta, en las primeras horas de la tarde,
emprendió el camino de vuelta a su casa.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Al
salir del recinto central de la universidad el frío seco lo
despertó, y le ayudó a apurar el paso hacia el estacionamiento. Ya
en su auto, y dispuesto a dar arranque<i>, </i>los
recuerdos volvieron, y esta vez con más fuerza. Un escalofrío le
recorrió la espina, acompañado de algo de preocupación por la
inusitada claridad de sus memorias. Creyó estar enfermo, o muy
cansado, pero no se trataba ni del cansancio, ni de una intoxicación,
sino de un casi perfecto acople de los colores, temperatura, olores,
y ruidos, que llevaron al licenciado a vivir un añorado recuerdo de
su infancia.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Esta vivencia había tenido lugar una tarde de invierno hacía ya 44
años, en la que, sentado junto a su padre en el escalón de la
puerta del pasillo del PH donde él y su familia vivían, Airosa
escucharía una historia que lo acompañaría por el resto de su
vida. Un relato que pertenecía a la familia Airosa desde sus
inicios, y había sobrevivido miles de años sin perder su mensaje
original. El profesor Airosa, en ese tiempo con tan sólo 6 años,
escuchaba atento a su padre: “Cuenta la historia, que los primeros
Airosa de nuestra familia provenían de lo que hoy llamamos Friessa,
que hace 1500 años formaba parte de la antigua región germánica.
Me contó mi papa (tu abuelo), que en tiempos de la antigüedad,
cuando todavía existían los países, tuvo lugar en la región de
Germánia un suceso único en la historia del hombre: el día más
tranquilo mundo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
De
los primeros registros de nuestro linaje, se conoce el de Juan Pablo
Airosa, quien fuera músico, o cazador de focas (eso no está muy
claro en los registros), y habitaba en dicha región. Cuenta, en una
especie de documento antiquísimo llamado Internet, que en el año
2014, se llevó a cabo una de las tantas ediciones de una milenaria
ceremonia llamada “Competición Mundial”, de la cual hoy sólo
sabemos que fue un ritual del antiguo mundo, ya olvidado por el
hombre. Pero lo que sí perdura en la historia de la humanidad,
gracias a la tradición oral, es el suceso que nuestro lejanísimo
pariente vivenció el día después de dicha competición.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
En
los registros queda claro que la noche anterior al día en cuestión,
Juan Pablo tuvo que superar algún tipo de inconveniente, ya que en
su relato habla de una noche tormentosa y pasional. Luego de esta
noche adversa, el país amaneció cubierto de un sopor imperturbable,
los comerciantes atendían a nuevos y conocidos clientes que
comentaban el chisme diario. El hombre estatua, ubicado en la calle
principal del centro de la ciudad, posaba, y por el rabillo del ojo
espiaba a los niños curiosos que se acercaban. Incluso las familias,
terminada la jornada laboral, paseaban indiferentes por las calles
parsimoniosas. Los conductores estacionaban sus autos, las ancianas
empujaban sus carritos, las habitantes se miraban los unos a los
otros, cruzaban calles, tomaban café, leían y esperaban. El ritmo
del día no obedecía a lo que, sea lo que fuere, la noche anterior
había acontencido.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El
tedio, espeso, flotaba en el aire, a tal punto que Airosa podía
degustarlo en su boca. Ese día, no sería sólo un día normal y
tranquilo, sino demasiado tranquilo, normal y aburrido: el día más
tranquilo que alguna vez alguien haya presenciado. Ni un grito, ni un
cántico. Sin colores, banderas o incidentes, una jornada más,
indiferente a la noche anterior, esa noche de la cual jamás sabremos
lo que sucedió, ya que ningún otro registro más que éste ha
quedado. Pero lo que nunca olvidaremos, pequeño, son las impresiones
de nuestros antepasados, de ese día después, las crónicas sobre un
pueblo que nunca festejó.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Sobre el final de su relato registrado, y con cierto desencanto, Juan
Pablo comparte una teoría que nunca comprobaría, pero que serviría,
según cuenta, para aclarar sus ideas y llegar a una paz interior. Se
propuso entender el <i>por qué</i> del letargo en el que el país
entero parecía encontrarse, buscó una explicación a ese fenómeno,
para así poder, si la vida se lo permitiera, contar a su nieto años
después, la historia del día después de esta tal “Competición
mundial”, el día más tranquilo de la historia.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Apelando a la metafísica extrema (de la cual no era gran adepto) se
dijo a si mismo, que el universo había obrado mal. Que las energías
que todo lo mueven habían fallado, y que lo que nosotros (ellos, en
esa época) bajo el nombre de azar conocemos, estaba descalibrado, y,
debido a un error burocrático, se le había otorgado el premio
máximo (suponemos, se refiere a algún premio o recompensa propia de
la época, tal vez relacionada al certamen internacional), a un
pueblo que aplaudía desiciones arbitrales, un pueblo que,
evidentemente, no había aprendido a festejar, lo cual llevaría a
este premio al rotundo olvido, y se perdería, irremediablemente, en
las pletoras del silencio reinante, esa siniestra tranquilidad que se
inmortalizaría a lo largo de la historia en este relato. Todo se
debía a un expediente traspapelado en la mesa de entradas del
Universo”</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Un leve golpeteo sobre el vidrio de la ventana desconcentra al
licenciado Airosa. Con sus dedos índice y pulgar, limpia de ensueño
sus ojos, y mira a su izquierda. Afuera, abrigado contra el frío
invernal, el alumno que disparó sus revivisencias lo ha seguido
hasta el auto. Es que tiene una pregunta más, algo que no le ha
quedado claro sobre el texto “El origen del diluvio” del escritor
de la antigüedad Leopoldo Lugones. El vidrio baja lentamente, y
mientras la nariz de Airosa se enfría, el alumno pregunta, algo
entumecida su boca por el frío: “¿Y si nuestra existencia
dependiera del azar?”</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-8986366967888185162.post-14938160306149159202014-07-13T05:44:00.000-07:002014-07-13T05:44:02.125-07:00El silencio y el improperio<div align="CENTER" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<i>(Ensayo sobre los fenómenos psico-acústicos que genera la
sensación de silencio)</i></div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Desde
las calles adoquinadas de la pequeña ciudad alemana de Lübeck, se
escucha el galope de un argentino que se apura a llegar a un bar,
para ver el partido de su selección contra la selección de Suiza.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Llegado
al bar busca un lugar para sentarse, busca “el” lugar donde
sentarse, ese que lo ha sostenido en los partidos de la fase de
grupos, y que lo ha oido hablarle al televisor, ese asiento ha oido
como este hincha descargaba sus nervios sobre esa pantalla, las
referencias a la madre del referí, las indicaciónes tácticas a los
jugadores, las charlas motivacionales (soliloquios motivacionales).
Todo ha sucedido, hasta el momento, en ese lugar, en esa mesa.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Hoy es
un partido diferente, son los octavos de final, y, aunque la emoción
es mayor, ya que de no ganar Argentina, se vuelve a casa, el bar está
vacío. Ni argentinos, ni sudamericanos, ni siquiera alemanes viendo
el cotejo.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Empieza
el encuentro, y el argentino, todavía agitado por su apuro, pide un
café con leche, una bebida barata y acorde al horario de merienda
(6pm).
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Pasados
10 minutos del primer tiempo, ya más relajado el público, entra al
bar una anciana, y se sienta en la mesa de junto al argentino. Ahora
dejaremos por un momento de lado al sudamericano, y nos centraremos
en este segundo personaje recientemente integrado a la escena: la
anciana.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Esta
señora se sentó, pidió un café, sacó de su bolso una libreta
marrón y un lápiz, y se puso a escribir. Su mano derecha, con un
movimiento regular, pareciera dibujar en cada renglón, oraciones de
una prolija caligrafía. Quien les relata no alcanza a ver el
contenido escrito, no se llega a leer, ya que, por más que sea
todavía de día, en el bar reina una atmósfera tugurial, oscura y
amena.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Luego
de una discutida decisión del árbitro, quien regala a los suizos un
tiro libre, al argentino le llama la atención el sonar lejano de una
risa. Al principio le parece haber escuchado mal, o no haber estado
lo suficientemente atento, pero luego, este ruidito se hace presente
de nuevo, y esta vez con claridad. Se trata de una risa, una
carcajada elegante. La viejita arrinconada en la mesa más oscura, se
ríe de los arranques del argentino, sus impulsos, que no son otra
cosa, que la expresión de su pasión, y lo muy metido que está en
el partido.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Al
entender esto el argentino, la impresión que tenía sobre este
segundo personaje algo siniestro cambia, y pasa, de ser una abuela
que escribe cartas, a una vieja que se la ha pasado garabateando en
su cuaderno, sólo para tener una excusa para poder sentarse y reírse
de alguien sin que este alguien sospeche.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El
primer tiempo se disuelve con el argentino todavía nervioso (y
entrando en la zona de la ira contra las viejas), y un capitulo más
de garabatos en la falsa novela de la geronte siniestra. Con este
panorama, y para sazonar el partido, hacen su entrada en el bar,
cuatro alemanes que, a priori, parecieran haber llegado por
casualidad, sin saber que en ese bar se estaba televisando el partido
de Argentina.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El
problema con las premisas a priori, es que pueden no ser tan exactas.
Este fue el caso. Los alemanes pidieron, cada par, sus respectivas
cervezas, y, aunque dándole al lugar algo más de vida, tomaron
posición en favor de Suiza (que, vale la pena aclarar, me resulta un
equipo sumamente amargo). La hinchada Germano-Suiza no se hacía
sentir, es decir, los poco sagaces comentarios, y los chistes sobre
pifias argentas, no eran muy efectivos, ni tan logrados. Esto, lejos
de incomodar o enojar al único hincha del recinto, lo hincharon
(valga la redundancia) de orgullo, lo fortalecieron, le hicieron
recordar lo que es seguir a un equipo, hinchar por un cuadro de
fútbol. El hincha de fútbol es como la Hidra, ese monstruo
mitológico al que, cuando le cortaban una de sus cabezas, dos
crecían en su lugar, y así, cada vez que una cabeza era cortada, el
poder de la Hidra se duplicaba. Así es el hincha, entre más adverso
el contexto, más infla su pecho, más alienta y canta.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
La
abuela (todavía garabateando gualichos), ríe una vez más, pero
esta vez interrumpe su risa, extrañada, al notar que algo en los
colores de la camiseta del argentino no cuaja. Las líneas celestes
separadas por líneas blancas, todas ellas verticales, no serían el
problema. Sino algo que trasluce por debajo de la camiseta, y que
sobresale, también, al final de la mísma. Pareciera que este hincha
tiene, bajo la casaca de su selección, otra camiseta.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Tensión,
nervios, enojo con el árbitro, enojo con la hinchada brasilera que
pagó caras entradas para alentar a Suiza (que, vale la pena
ratificar, me resulta un equipo sumamente amargo), y enojo contra el
comentarista del partido, comentarista y relator (cumple ambas
funciones), que relata con una actuadísima euforia cuando, por
casualidad, algún jugador suizo está en poseción del balón, y
calla cuando Argentina toda, ataca y hace del arquero Suizo Benaglio
(¿?), la figura.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Los
noventa minutos terminan con el marcador en cero, y el alarge es una
realidad. El argentino sufre un instante al imaginar una posible
catástrofe. Qué sería de este día, que continuará con
quehaceres, ensayos y trabajo, si Suiza, en un arrebato del destino,
nos dejase afuera de la copa mundial. Su cabeza descansa entre sus
manos, y su mirada apunta al suelo. Pero este hueco de fe, no dura
mucho, enseguida recuerda por qué es que Argentina no será
eliminada en octavos de final, ante este rival barato. Por debajo de
la camiseta albiceleste asoman las bandas verticales que dan fe al
pueblo argentino, el fundamento de la selección, esa base de
jugadores de un semillero de mística, que supieron, y saben, lo que
son las hazañas, las batallas ganadas y las perdidas, sí, y “poner
todo lo que hay que poner” hasta el final. Un grupo de leones
hambrientos de gloria, que tienen en sus sangre futbolera algo que no
muchos poseen, una valor construido a lo large de años de trabajo,
tradición, y logros: la mística pincharrata.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Sobre
el murmullo dicharachero de la parcialidad de hielo, Palacios roba la
pelota en mitad de cancha, descarga para la máquina asesina de
arqueros que es Messi, quien maneja el contrataque, y, saliéndose
del libreto del mejor jugador del mundo, rompiendo, una vez más, los
esquemas, pasa la pelota al zurdo que aparece por derecha, el jugador
más flaco del futbol mundial, quien, como recién entrado, define
“de una”, y manda la pelota a la ratonera, allí donde Benaglio,
este suizo al que le queda grande el buzo de arquero (no lo digo en
forma figurada, sino literalmente, el buzo le queda grande), nunca
llegó.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Gol!
Carajo!</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Un
puño cerrado, macizo, se eleva por los aires, pareciera querer
golpear al murmullo reinante. Y tras ese puño de victoria, un cuerpo
entero se levanta, nada lo detiene, la silla cae enmasacarada por un
grito de gol, no tan largo, pero certero. Luego los habituales
desahogos contra la adversidad, las puteadas al árbitro, al arquero
suizo, al cielo, a la madre del comenarista, al cielo nuevamente, y
una última tanda de cadencias de improperios para el comentarista.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
<br />
</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Cuando
uno estudia composición musical, una de las grandes preguntas que se
hace a lo largo de su carrera es la del silencio, ¿cómo crear
silencio? ¿Cómo crear la sensación de silencio? ya que como
fenómeno sería algo casi imposible. Componer un silencio es de las
tareas más dificiles del compositor, y es por eso, supongo, que al
encontrarse con la sensación de silencio, el compositor siente que
ha hecho contacto con lo más profundo de su ser, ese deseo de
silencio, el placer del deseo consumado, aunque más no sea por
casualidad.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
Fue el
caso de este argentino que al gritar el gol, y toda su batería de
insultos, comenzó a escuchar entre cada uno de ellos, nada, es
decir, silencio. Un completo silencio. Sólo se sentía el asombro
que los ojos abiertos hasta el infinito gritaban, caras de piedra y
bocas mudas. Los murmullos silenciados, la vieja detuvo su sinsentido
de geroglíficos, y el bar perteneció por el tiempo que este
fervoroso festejo duró, al oriundo de La Plata, Buenos Aires,
Argentina, que liberó, en su violenta performance, la pasión
potenciada en la adversidad.</div>
<div align="JUSTIFY" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0cm;">
El
partido parecía haber terminado, pero en los dos últimos minutos
hubo algo de acción fictícia. Los suizos se mudaron de área por
dos minutos, pasaron los 11, que se habían asentado en su área todo
el partido y alarge, a instalarse en el área argentina, donde el
arquero, que había sabido ser figura de lo que iba del partido, hizo
dos o tres tonterías que desvalorizaron (a mi jucio, claro) su
aceptable actuación.</div>
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Los
alemanes en el bar se relamieron durante esos dos minutos, y cuando
uno de ellos terminaba de traducirle a su colega la caterva de
insultos en español que el sudamericano había ofrecido, el árbitro
pitó tiro libre (no “sobre”, sino “cumplidos” los minutos
finales) para Suiza. Una situación que el comentarista, en sus
últimos esfuerzos por impacientar al argentino, relató como si
fuera la final del mundial en cuestión.</div>
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El
“Messi suizo” (según comentaristas alemanes) malogró el disparo
y se terminó el partido. Emocionante, aunque medido, el festejo del
argentino no tuvo adeptos, pero no importó, a él no le importó, su
selección, fundada en las bases de un campeón argentino,
sudamericano y mundial, pasaba a cuartos de final.</div>
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Con
una sonrisa en su rostro, una sonrisa medida, se levantó el
argenino, miró a todos, a cada uno de los alemanes, a la vieja,
(todos lo miraban, esperando su sentencia, y ¿unas palabras tal
vez?) Y, guardando la procesión bajo su piel por unos segundos,
acompañó el típico ademán de mano, con un sencillo, tajante, y
algo sarcástico, saludo alemán: “Tschüssi”, que sería un:
“Chaucito”. Un Tschüssi que encerraba muchísimos conceptos,
frases, ideas, opiniones, e insultos.</div>
<br />
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Afuera
había comenzado a llover, y el argentino, con su pecho hirviendo de
emoción y pasión, cubierto por dos camisetas, una blanquiceleste y
otra rojiblanca, salió del bar victorioso, inmune a las frías
lágrimas suizo-brasileras-alemanas, que caían estrepitosamente
desde el cielo.</div>
Juan Pablo Pettorutihttp://www.blogger.com/profile/10569468144784835561noreply@blogger.com0