sábado, 30 de agosto de 2014

Unas palabras sobre “Las palabras”

Breve reseña sobre la autobiografía de Jean Paul Sartre

Es evidente que una biografía o autobiografía, no es una detallada descripción cronológica de los sucesos más relevantes en la vida de una persona, sino el relato de las vivencias que han forjado lo esencial del ser de esta persona, a lo largo de su vida. Estos hechos pueden haber sucedido en un breve segmento de años, puede que en este tiempo, considere el biógrafo o auto-biógrafo, su persona haya formado el grueso de sus valores, miedos, creencias; su personalidad.
Esto me ha quedado claro al leer “Las palabras”. Una autobiografía que se centra sólo en los primeros 9 años de vida de la persona. Estos detallados 9 años nos revelan cada punto de partida de las cualidad del escritor maduro. Él nos apunta hacia dónde mirar, y nos cuenta cómo es que tal y cual libro, ha desencadenado tal y cual reacción en su persona. Los comportamientos descritos en el niño que el escritor era, no pertenecen a un niño, es decir, no son más que sentimientos y comportamientos potenciales: ser un tirano, vanidoso, virtuoso, la soberbia, la comprensión, la tolerancia. Son cualidades que requieren de una experiencia de vida, que este niño francés, no tenía a esa edad.
Sartre divide su autobiografía en dos partes: Leer y Escribir. Los pilares de la escritura, sus pilares como escritor. Lo que esto pareciera resumir, es que los dos grandes sucesos en su vida han sido, el aprender a leer, y su posterior relación con la escritura. Esta última, articuladora de sus afectos personales, ya que él se sentía presente, o querido, en tanto escribía (según, valga la redundancia, escribe en su autobiografía).
Sartre comprendió al escribir este libro, que él, como Sartre, el escritor, no pertenecía más a si mismo, sino a una cultura, la cultura francesa. Sartre pasó a ser su obra, no sólo un escritor productor de cultura, sino también parte real de esa cultura. Tanto es así, que “Las palabras” relata no sólo los primeros años de vida de Sartre persona, pero los de Sartre escritor, y su entorno: el entorno real (con sus guerras y gobiernos), y el entorno de fantasía, ese que hablaba de la realidad a travez del prisma de los Corcorán, Galopin y Jean de la Hire.
Sin ahondar, y sin pecar de superficial, he aquí un pequeño complemento musical, que, si bien no se refiere a un artista coetáneo a Jean Paul, sus influencias sobre la Francia de Sartre fueron, sin lugar a dudas, reales y profundas. El lenguaje musical del compositor Claude Debussy, refleja (una vez más, sin ahondar) una visión cíclica del tiempo, y por tanto del universo y sus ordenamientos. La repetición y la recurrencia son dos aspectos fundamentales en su obra, y podríamos decir también que su sintaxis se basa en estos dos aspectos. “Las palabras” es un texto escrito a la Debussy. Es recurrente y repetitivo, y a su vez elocuente. No deja oración sin mensaje, no es un libro extenso, y cada una de las repeticiones y/o recurrencias que se leen, encierran una función, sea a modo de referencia del inexorable paso del tiempo (las cosas que vuelven a suceder en la vida de una persona), o como reivindicación de ciertos valores (la fantasía). Este lenguaje musical utilizado en la obra de Debussy, pareciera ser la forma en que Sartre da ritmo a su libro, a su autobiografía; dejandonos interpretar que su concepción del tiempo no sólo es sucesiva, sino también circular (o recurrente, para los momentos de escepticismo).

Y allá arriba, veo en esta edición del libro en cuestión, la palabra ensayo, y me pregunto si ha sido Sartre quien decidió rotular su texto como ensayo. Porque de haber sido así, sería realmente un nivel más desde el cual este libro debiera ser analizado. Una autobiografía es un ensayo, una búsqueda en un bazar de ideas, con una tesis final algo sorprendente. Tanto es así, que el libro termina de un golpe seco. Termina donde podría continuar, o haber terminado hace un par de páginas atrás. Es que la respuesta a la incesante indagación de este escritor, llega como por arte de magia. Aunque él sabe dónde busca (en los anales de su vida), encontrará que sería inútil continuar infinitamente contando su vida (la cual no ha terminado al tiempo que él escribe el libro), ya que lo esencial de lo que hoy él es, ha quedado irremediablemente en el pasado, tan lejos como su memoria se lo permite, en sus primeros 9 años de vida. Y nota esto Sartre, justo en el momento en que comienza a hablar de sus futuros estudios universitarios, su profesión, su primer acercamiento consciente a la muerte (el fallecimiento de un amigo). Allí donde el hombre madura, allí donde se forja el carácter, allí elije Sartre detenerse, porque ha encontrado lo que buscaba: el momento en que dejó de ser Sartre persona, para convertirse en Sartre escritor.

1 comentario:

  1. Nunca me habia pueato a pensar sobre la verdad de las autobiografias, y es cierto lo que dice Pettoruti. Es un relato de vivencias que pasan por el tamiz o la lupa del escritor, y solo eso

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