jueves, 10 de octubre de 2019

Jamlet en las orillas

La perspectiva socio-inclusiva en "Jamlet de Villa Elvira".

            "Esto es una orilla, acá estamos alejados de todo, y hay mucha creatividad en las orillas" retrata Ariel del teatro El Galpón. Más adelante Pedro resuelve que la inclusión pudiera lograrse cuando uno siente "encontrar un propósito en esta vida", y Bariloche complementa cuando dice que para él "el barrio es como un corazón dañado". Quignard escribe y luego Juan Pablo lo cita (más o menos) en plena charla con el elenco, cuando dice que "las orejas no tienen párpados, no podemos dejar de escucharlo todo en todo momento", y luego, en el acto 4, un personaje de la obra cuenta algo que leyó escrito en alguna pared del barrio, algo que la actriz que lo encarna también podría opinar: "Si nos organizamos ganamos todos, acá no se rinde nadie”. Por último, entre medio, Ofelia encarga, por favor, citando a Lezcano (que antes ha citado a Orosco): "no te creas tan importante". 
            Citas, y citas de citas. De esto es que se construye este relato, una historia dentro de la historia de un barrio: Jamlet de Villa Elvira, el Jamlet de acá cerca, ese que se escribe como suena. El Jamlet con J, el de las adyacencias, que carga con el verbo, aquel que comunica el relato profundo, mientras te arroja la realidad en la cara. A él lo acompañan Ofelia, Horacio, Claudio y Gertrudis, todos ellos con sus realidades a cuestas, ni buenas/os ni malas/os, los límites maniqueos de la moral se diluyen en el barro de las calles inundadas. Y detrás de ellas/os unas chapas, estructuras agobiadas por falta de planificación, un entorno escenográfico en el cual, a su vez, conviven la luminosidad de los momentos y las imágenes y sonoridades del barrio: la chapa, el cielo, el tráfico, perros, el agua, todo proveniente de Villa Elvira. 
            Desde este sábado y durante todo Octubre y Noviembre de 2019 los sábados y domingos en el teatro Dynamo de la ciudad de La Plata, quien deseara transformarse en público de esta obra asistirá a la confluencia de dos planos, dos historias que se entrecruzan, que son la misma historia: el teatro y el documental conforman una ventana por la cual se puede ver hacia una realidad actual y situada que, a pesar de su cercanía geográfica, se distancia a diversos niveles de "la orden del día".
            Este proyecto teatral multimedial es una de las 3 producciones anuales del programa perteneciente al Teatro Nacional Argentino Cervantes "TNA produce en el país", y tiene como principal eje la inclusión social, ya desde el abordaje del público que la producción del Teatro Cervantes lleva a cabo desarrollandodistintos recursos de accesibilidad: «visitas táctiles», que consisten en habilitar el contacto táctil con la escenografía y vestuarios para componer el universo que se propone sobre la escena, lenguaje de señas en las funciones; traducción al braille de las gacetillas, contenidos de redes y sitios web; y programas de mano subtitulados y/o en lenguaje de señas, entre otras propuestas que ya se están implementando. Pero también desde el contenido y gestión de la obra en si es que se plantea la inclusión social, pensado como un recurso de accesibilidad en este caso para des-invisibilizar una compleja realidad circundante. Jamlet de Villa Elvira nace del mismisimo barrio, su génesis tiene lugar en el teatro El Galpón (Villa Elvira), en donde el colectivo La Franja Social Teatral en conjunto con quien dirije la obra, Blas Arrese Igor, comenzaron experimentado ya hace tiempo la actividad teatral entre vientos y mareas (casi literalmente). De esa experiencia provienen las/os nóveles  actores y actrices: Giuliana Ojeda (Ofelia), Pedro Rodriguez (Jamlet) y Maju Cartaman (Horacio); y se suman la actriz y el actor villa elvirenses Norma Camiña (Gertrudis) y Marcelo Perona (Claudio). El proyecto ha proporcionado a estas/os acores y actrices (ahora en términos sociales) un escenario y un personaje para expresarse, comunicar, contar lo que les sucede y lo que al rededor de ellas/os sucede. A este elenco se suma un equipo compuesto por María Ibarlín (asistencia de dirección), Juan Zurueta (diseño de iluminación), Margarita Dillon (diseño de escenografía y vestuario), Marianela Constantino (diseño audiovisual) y Juan Pablo Pettoruti (música y diseño sonoro): Todas/os ellas/os componen "Jamlet de Villa Elvira".
            "Citas y citas de citas", la cita de la cita que no sólo funciona en el plano de lo literal sino también para tratar y referirse a los temas coyunturales. El Hamlet shakespeariano hablaría de un presente, pues el Jamlet de por acá hace lo propio, ya que su discurso teatral, electroacústico, barrial, se encuentra también enreverado de una actualidad y sus problemática. 
"Jamlet de Villa Elvira": de las orillas del mar, a las orillas del río.


por Juan Pablo Pettoruti
Foto de Mauricio Cáceres

domingo, 23 de junio de 2019

Arcadia y las palomas


            En el audio ella habla de la familia, de su historia, de los comienzos de un camino que ya viene transitando hace más de 40 años. Junto a la voz añeja se escuchan brevísimas intervenciones bocca chiusadel entrevistador y el percutir de una cuchara revolviendo lo que hacia el final del audio no enteraremos, se trata de un café. En determinado momento ella habla sobre la memoria, lo que le cuesta retener algunos recuerdos. Los mediodías es cuando más lúcida se encuentra, entonces se toma un tiempo para anotar sus ideas. Las anota para luego recordarlas cuando esa "sensación de vacío" le ataca finalizando las jornadas. En la entrevista pareciera recordarlo todo con lujos de detalle (mediodía, seguramente). Entonces, encontrándose su relato tal vez en el momento más álgido y triste, recordando una colección de objetos que ella guarda para su nieta desaparecida, hace una pausa en su verbo y, aprovechando esta lucidez que le inunda (dice ella), cuenta al entrevistador sobre una vez, cuando ella era muy pequeña. Una tarde tormentosa en la que al llegar a la escuela le dijeron que se vuelva a la casa, que aquella tormenta no era tal, sino un volcán cercano en actividad, y que debían evacuar. "Empezó a caer ceniza. Una noche absoluta, iluminada sólo por relámpagos. Recuerdo haber sentido eso, el silencio." Relata sobre esa tarde, pero luego continua: "Y ahí estaban, eran dos torcasitas. Papá me había dicho que les dejara agua, comida y la puerta abierta, y que ellas sabrían qué hacer si la situación empeoraba. Y yo lloraba." Prosigue su avejentada voz contando sobre su relación con los pájaros, como los cuidaba, los criaba, cómo ellos la despertaban posándose sobre su cama en la mañana, cuando su padre abría las puertas de esos palacios que parecían las jaulas; y finaliza el lapso, sin empargo, agradecida de esas vivencias hermosas que tuvo de chica, recuerdos que en "épocas mucha tristeza" le han "ayudado a salir adelante". Dice esa voz sobre dichos recuerdos: "Son como pájaros que vuelan dentro mío. No los palpo, no los veo, pero están". 
            Resulta interesante la idea de que todos heredamos "un cierto ideal caprichoso de felicidad, un ideal sostenido en recuerdos compartidos, en parte verdaderos, en parte inventados, de veranos durante la infancia, llenos de sol y de agua y en los que los días no tenían fin. Todas las culturas inventan su propia Arcadia (...)." (John Berger : Confabulaciones : 35). Aun más interesante, si pensáramos que este lugar, Arcadia, pudiera construirse no sólo en una dimensión espacio-temporal colectiva sino también individual, tal vez luego de ya haber recorrido la mayor parte de nuestros caminos, podríamos decir que ella, la voz en el audio, nos ha llevado en ese breve pasaje de paseo a su Arcadia, ese lugar sumergido en los recuerdos en el cual sobrevive la lucidez de un sentimiento, el silencio percibido no como un fenómeno acústico, sino como un estado interno, el paisaje sonoro del recuerdo. Me refiero a la dimensión sonora de la memoria, el recuerdo de un momento y un espacio asentados en la infancia. Ella y los pájaros hasta en los momentos más intensos y extravagantes, un vínculo que la acompañó hasta el final de sus días. Y todo surge a colación de unas cosas que ella guarda junto a su esperanza para darle a su nieta desaparecida, entre estas cosas hay un oleo de dos torcasitas que ella pintó cuando tendría uno puñado de años de vida.